VIII: Extrañeza
~J~
Nuestras conversaciones nocturnas cada vez se hacían
más extensas.
Era algo
duro de admitir, pero conforme los días pasaban, acostumbrarme a mi Contratista
era una tarea sencilla. Ella no había dejado de ser petulante, arisca y, en
exceso curiosa, pero había algo en su aire que le hacía cambiar. Quizás, eso se
debía sólo a que me había acostumbrado hablar con ella. Ahora con facilidad
podía identificar los momentos en los que no se encontraba bien, en los que
estaba cansada, muy emocionada (al principio, algo difícil de identificar
aunque no lo crean), enojada o incluso apática; todo eso era información vital
para que el contrato lograra establecerse formalmente, ya que cada estado de
ánimo dependía del tipo de entrenamiento que podía aplicarle esa noche.
No solo me
limitaba a obligarla a recrear muertes (como, irónicamente, debería estar
haciendo) sino que los días que estaba molesta o emocionada, por ejemplo, podía
utilizarlos para forjar un poco de fuerza mental y así poder orientarla sobre
mis poderes con sencillez. Aunque, por supuesto, no dejaba de ser complicado
¿Por qué? Pues porque ella no tiene la paciencia suficiente para manejar su
mente aunque sus emociones fueran tan fuertes como para provocar la elevación
de mis poderes.
Sí, todo
lo concerniente a ella era irónico e inesperado. Pero mayor lo era su nivel de
curiosidad tan gigantesca, no dejaba de hacer preguntas un solo segundo, y por
eso había tenido que pasar gran parte de mis horas absorbiendo libros en la
biblioteca infernal, ya había perdido la cuenta de cuantas palabras y páginas
habían pasado por mis ojos. Pero todo eso, aunque me cansaba, me daba una
jugosa información que antes pasaba desapercibida pero que ahora era muy
importante tener en cuenta para lograr mis propósitos. El hecho es que yo también
estaba interesado.
Cómo había destacado antes, todo era
irónico.
Pero lo que más me había impactado era su
inesperado interés por buscar su “complemento” aunque quizás esas no eran sus
verdaderas intenciones, eso era lo que
había entendido. ¿No se daba cuenta que ya lo tenía justo
frente a su nariz? ¿Por qué ella
insistía en buscar su “ciclo”, si con ese encuentro lo había trazado? No solo
eso, ella parecía querer buscar algo más ¿Qué era lo que pretendía hallar
realmente con todas las preguntas de cada noche?
No obstante, las respuestas a mis preguntas
no serían respondidas, no sin antes comprometer todos los secretos que tanto me
esforzaba en ocultar. Algo interesante de mi Contratista era su constante
búsqueda de equilibrio consciente e inconscientemente. Si ella me ofrecía
información de sí misma, sin duda debería corresponderle con algo igual.
Por supuesto, eso lo descubrí la noche en
la que, extrañamente, yo mismo acorté la distancia trazada entre nosotros.
Algo no muy inteligente a decir verdad.
…Yo estaba en mi lugar habitual, sentado al
final de su cama con la vista fija en ningún lugar en particular, alejando mi
mente de las constantes pesadillas nocturnas (había recuperado muchas energías
y no era imprescindible dormir alguna que otra noche) cuando una sombra
repentina entró en mi campo visual. Su torso tembló antes de que una tímida
sonrisa se extendiera en la oscuridad de sus facciones.
«Por un segundo olvidé que estabas aquí…» susurró en pensamientos.
«Eso
no es una buena señal, Caithlyn, estás envejeciendo…» farfullé casi sin
despegar la vista de la ventana.
«Supongo
que sí…» rió sin humor para agregar en murmullos «Jack… ¿Te molesta si me siento a tu lado?» volteé a verla con el ceño fruncido. Sonrió una vez
más «Es que…ese era mi sitio para pensar en
noches como esta, antes de que llegaras… »
Era un reclamo, pero el cansancio en su voz
y en su mirada no le daban la fuerza suficiente como para regañarme. Suspiré.
«Jamás me dijiste
que no podía…»
me defendí.
La
sonrisa, aunque vacía, permaneció en su rostro.
«No
podía revelarte este tipo de cosas sobre mí cuando apenas nos conocimos… » Respondió « ¿Entonces?»
Me encogí de hombros, indiferente. Como
respuesta instantánea, ella se abrazó al espaldar opuesto de su cama, justo a
mi lado, cerrando los ojos con aparente agradecimiento, para luego abrirlos con
lentitud y fijar la vista a la ventana. En un segundo, deslizó su vista hacia
mí, al parecer, extrañada, pero más que todo pensativa. Emitió un suspiro efuso
en tanto devolvía la vista a la ventana, hice lo mismo
pesadamente. Me sorprendí al escucharla hablar nuevamente.
«Jack…
¿Te puedo hacer una pregunta? No tienes que
responder si no quieres…» tartamudeó. Asentí prudentemente.
« Adelante…»
«
¿Qué es eso que observas con tanto interés en el horizonte? Pareces tan
concentrado…»
Me tomé unos segundos en decidir si debía
responderle o no, no era algo sencillo a decir verdad. Pero no pretendía
quedarme callado junto a ella toda la noche (sería algo bastante aburrido) así
que procuré responderle lo más prudentemente posible.
« ¿Qué veo? » repetí observando
tras la ventana al cielo nocturno, más allá de eso, a miles de quilómetros
estaban escondidas memorias que no quería rememorar. Lejos estaba el vacío, la
nada…Sonreí. «Pues no veo nada en
realidad, Kate…» deslicé mi mirada a su rostro…
…Su extrañeza no me sorprendió, pero sí su
mutismo y su postura pensativa. Dudaba en hablar, lo intuía en su expresión
analítica.
«Es
muy fácil perderse en pensamientos cuando estás sentado aquí…» murmuré. Suspiró.
«Sí…»admitió« A veces es incluso molesto…»
Me atreví a mirarle nuevamente, esta vez,
con mayor detalle: sus párpados lucían tan agotados que eran incapaces de
permanecer abiertos pero, a la vez, estaban demasiado despiertos como para
cerrarse. Bajo sus ojos, grandes bolsas purpúreas se asomaban resaltando su
cansado rostro. Que bajó con lentitud, apoyando su barbilla sobre su brazo
doblado en el espaldar de la cama. Respiró profundamente con los ojos cerrados…
…Sin que se los ordenara si quiera, mis
labios comenzaron a moverse.
―Kate… ¿Estás bien?
¿Te duele la cabeza? ―tartamudeé. Ella me miró directamente, alzando una
ceja, aún con la barbilla sobre sus brazos ladeó el rostro, perpleja.
No podía evitar estar tan sorprendido como ella. Rápidamente agregué
(en pensamientos para no enredarme con mi propia y torpe lengua).
«No
es bueno si te enfermas o algo parecido, cosas como esas interrumpirían el
Contrato» me
aclaré la garganta, dudoso de lo que decía.
« ¡Cabeza dura!» Rió sin nada de humor« ¡No hagas
ese tipo de expresiones si es para complacer intenciones egoístas!»
La observé con seriedad, hábilmente había esquivado mi pregunta.
«No has
respondido, Caithlyn. Necesito saber si de verdad estás bien, he
estado sobreforzando tu mente demasiado en estos días
además...»
Negó con la cabeza, sus cansados ojos se esforzaban por sonreír.
«No,
no es eso» suspiró«…te lo dije, antes
de que llegaras yo solía estar aquí algunas noches… Llevamos poco más de un
mes…» sonrió « Durmiendo juntos »
Sonreí a mi vez, comprensivo.
«Es cierto…pero,
en serio Kate, si sientes que te presiono demasiado debes decírmelo…»
«Está
bien, está bien, Señor Demonio…»
«Más
le vale, Pequeña Contratista.»
Nuestras sonrisas simultáneas duraron muy
poco, ella bajó la mirada pensativa mientras mordía su labio inferior con levedad.
Parecía algo…no lo sé ¿Desequilibrada? Fruncí el ceño.
«
¿Pasa algo?»
inquirí.
Negó con la cabeza.
«No
es eso…es que… ¿Esto no…te parece extraño?» alcé una ceja. Ella se hundió en su
brazo con levedad, parecía avergonzada. Trató de explicarse mejor ante mi ceja
alzada «Siento como si estuviésemos…no lo
sé, rompiendo una especie de status quo»
¿Status
quo?
Fruncí el ceño aún más sin articular
palabra, esperando mayor explicación por su parte, la verdad, no entendía absolutamente
nada de lo que decía. Suspiró alzando su rostro…
«Es
decir, ¿no somos…Contratista y Demonio?»
Decidí no sacar conclusiones apresuradas y
valerme de preguntas para entenderla mejor. Después de todo, ella siempre solía
tener algún mensaje oculto mientras hablaba. Acabé por asentir.
« ¿Y
eso qué tiene que ver?» farfullé
«Pues…cómo
explicarlo…»dudó
un poco antes de pensar « ¿Te sientes
cómodo hablando conmigo?»
Poco a poco, analicé el asunto. Su pregunta era bastante extraña, pero
comprendí todo al notar el gramo de curiosidad oculta en sus ojos. Estallé en
carcajadas.
« ¡Me
lo estás preguntando como Demonio!» Tuve que respirar profundamente para acallar mis carcajadas. Ella se hundió
levemente en su brazo, completamente avergonzada, en esa postura, parecía
incluso más pequeña de lo que en realidad era. «Pues…» farfullé entre risas «A
decir verdad esto no me molesta tanto… ¿Qué? ¿A ti sí?»
La pregunta la tomó con la guardia baja. Se
lamió los labios brevemente, dudosa y pensativa.
«No
es que no me sienta cómoda es…» suspiró
«No sé cómo sentirm,e deba sentirme o qué decir incluso…es…extraño…»
Puse los ojos en blanco.
«
¿Sigues con eso, Kate?» suspiré, ella desvió la mirada «No es lo que debas sentir, sino lo que sientas en realidad. Nadie puede
controlar lo que piensas…sólo tú lo sabes, Pequeña Contratista»
«Eso
lo sé, pero…es que contigo…» se pasó una mano por el cabello,
parecía bastante nerviosa, incluso sus
pensamientos tartamudeaban «Es…» se
encogió de hombros y suspiró rápidamente. Lo mismo hubiese dicho “¡A la
mierda!” « ¿Cómo puedo hablar con tanta
normalidad con un demonio?»
Sofoqué la carcajada al ver la sinceridad y
seriedad en su expresión. Comencé a hablar con confianza y un suspiro.
«Sí,
Kate, puede que sea algunos años mayor y que mi verdadera forma sea algo… »pensé un segundo
buscando la palabra adecuada «Diferente…Pero
eso no impide que hablemos normalmente. Es decir, si vamos a pasar 7 años
juntos, lo mejor es que nos llevemos
bien»
No lo adecuado pero si lo mejor « ¿No lo crees?»
«Tienes razón» asintió frunciendo
el ceño «Pero es que… no lo sé... También esto de hablar sin
máscaras no se me da muy bien que digamos…» se mofó de sí misma con una sonrisa vacía.
Recuperé la seriedad al escuchar esas palabras.
«Eso
es porque te limitas demasiado, Caithlyn.» dije con severidad, sus ojos me observaron interesados. «…Cuando eres un alma, la línea que has
trazado entre tú y el resto del mundo parece desaparecer, pero cuando vuelves a
tu cuerpo, la línea no sólo vuelve a aparecer, sino que se hace más pronunciada»
frunció el ceño con tristeza y comenzó a bajar el rostro lentamente, busqué
sus ojos con los míos, no tuvo más opción que mirarme directamente.
»Puede que yo sea un Demonio y que sea
diferente a ti de mil maneras distintas, pero ahora la distancia física que nos
separa no es mucha» me acerqué a ella para hacer énfasis, nuestras frentes
casi llegaban a rosarse con levedad «¿Me
equivoco?»
«No,
no lo haces, Jack» sonrió con levedad, su respiración rebotaba
con la mía. Retrocedimos de inmediato. «
Aunque ¿sabes? Se me da más fácil hablar contigo que con cualquier ser humano»
bromeó, esta vez sinceramente, desviando la mirada a la ventana.
Me reí.
«Pues, creo que eso se debe, irónicamente, a la
parte que tengo de humano»
« ¿La
parte que tienes como humano?» Mordió su labio inferior con una sonrisa
mientras, por primera vez dentro de nuestra breve conversación, se daba la
vuelta para mirarme directamente. No encontré curiosidad alguna en sus
facciones, sólo una extraña, y muy humana, familiaridad « ¿De qué cualidades humanas presumes además de tu excepcional gusto
musical, tu asombrosa capacidad de
raciocinio y tu interés en la lectura?»
No podía dejar de reírme. Con todo lo que
le había contado sobre mis “primos” no era de extrañarse que llegara a esas
conclusiones.
«Pues…»vacilé sonriente «Tengo debilidad por los chocolates»
Puso los ojos como platos y abrió la boca
para estallar en una carcajada. Abrí los ojos a mi vez, recordándole con la
mirada la razón de nuestra conversación muda. Se tapó la boca, esforzándose por
retener los bufidos y las risas.
«
¡Eres increíble! ¡Realmente increíble!» farfulló con una sonrisa y sus ojos al
borde de las lágrimas «De todas las cosas
que me pude imaginar…Creo que tenemos los mismos gustos, Jack… »
« ¿y lo demuestras burlándote de mí? » dije con fingida molestia
«No,
no me reía por eso…es que… ¡ahora todo tiene sentido! » su sonrisa fue
amplia y amable, cálida, en cierta medida, pero maliciosa por otra «¿por eso estabas molesto el otro día?»
Aghhh, me había lanzado al pozo de los
leones por mí mismo. Suspiré desviando
la mirada.
« ¡Por
eso estabas tan molesto! » rió complacida «Prometo
que si encuentro más de esas galletas las compartiré contigo, Jack»
« ¿En serio?» Dije con seriedad (siempre
hablo en serio cuando el chocolate está de por medio).
«En serio...»Suspiró una sonrisa «esto fue
inesperado, a decir verdad…» movió la mandíbula para evitar no reírse.
Luego suspiró y me miró con una complicidad infinita. Era de esa clase de
expresiones que no esperas ver en alguien en toda tu vida, algo cálida y fría.
Extraña. «Bien, Señor Demonio, supongo
que ya lo he abordado demasiado, es su turno de preguntar…»
Busqué la pregunta adecuada para proteger la absoluta privacidad de
ambos.
« ¿Qué tipo de chocolates te gustan?»
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