15 mar 2011

Una Visita Inesperada (OneShot)

(ADVIERTO: No es una de mis mejores historias, pero para matar el tiempo, al menos...! * 3*)


Era todo tarea fácil.

O al menos para esos tres hombres expertos en su trabajo, el primero, alto y delgado, la llamada mente maestra. Controlaba absolutamente todo el procedimiento, sus ojos azabache vigilante habían seguido los pasos de la dueña de la casa por al menos dos semanas, quien era una muchacha de cabello oscuro, bajita,  pero su madurez era delatada por sus pechos, en otras palabras, rondaba los 18.  Éste muchacho, cuya edad prometía un grato futuro y su rostro una buena experiencia oscura, respondía al nombre de Steve.

El segundo, sin embargo, no era tan bien parecido como el primero. Era fácil sospechar de él dada su gran altura, la oscuridad de su piel y su fornida complexión. Pero lo que demarcaba la diferencia eran sus ojos, esas esferas color miel daban una sensación distinta, como si la amabilidad estuviese embotellada en aquella figura tan extraña. Él es el encargado de llevar las cosas pesadas, como es lógico. Su nombre denota la gran ironía de su apariencia: Will.

El tercero era el experto en cosas tecnológicas, al estar destinados a robar laptops y, al menos, un celular blackberry, necesitaban a alguien quien desactivara todos los rastreadores, además de, suponían, la alarma del caro apartamento. Su piel amarillenta delataba procedencia asiática, más su apariencia era del todo atrayente, con unos ojos extrañamente azules y una sonrisa bien trabajada, nada sospechoso en inicio, la confianza era su arma, así como su eficacia de sacar celulares y abrir carteras a desconocidos en el metro: un ladrón experto. Su nombre es bastante tonto, por no decir que totalmente falso: Math.

Los tres, con sus armas bien definidas (nada más que su presencia y 3 navajas) observaron a la muchacha salir del edificio, era de mañana por lo que iba apresurada a la universidad o incluso, podría decirse que a su trabajo dada la elegancia de su traje. Pero nada de esto les importaba a estos personajes, quienes, con ayuda de las habilidades de Math entraron al edificio como si fuese su casa.

--Las llaves/imanes de la entrada y el ascensor necesitaban solo una limitada descarga—murmuraba Math en camino al apartamento.

-¿Sólo dos apartamentos por piso?- exclamó extrañado Will al encontrarse ya frente a la puerta que rezaba: Apto. 12 A

-Sí- respondió Steve con una voz de trueno- y los de al frente nunca están en casa a estas horas…

-Demasiado sencillo- sonrieron el moreno y el asiático al unísono.

Una vez que Math hizo lo suyo con la reja, abrir la puerta no fue más que una acción tonta. Una vez dentro, resaltaron el enorme televisor pantalla plana de la sala, y el laptop colocado descaradamente encima del único sofá, el apartamento no delataba mucha ganancia, tampoco el tamaño esperado, era demasiado sencillo a excepción de esos dos objetos.

-¿Qué tanto nos llevaremos?- se quejó Math- Esto  no es lo que nos prometiste, Steve.

-Paciencia, cerebrito.-ronroneó Steve- La chica está estudiando algo de tecnología y trabaja medio tiempo reparando computadoras, hay que ir al cuarto…
-¡están aquí!- Will había desaparecido sin que ellos se dieran cuenta, y había entrado más rápido que ninguno a las habitaciones- Hay más de 20 computadoras, 14 laptops y ¿cómo no? Una gaveta repleta de BB´s.

Una hermosa sonrisa de satisfacción se extendió por el rostro de los ladrones, lo habían logrado. Abrieron sus mochilas de forma automática y comenzaron a sacar una cantidad increíble de bolsas de basura y cajas de cartón pequeñas. Habían dejado abajo el camión en la planta baja, nadie les preguntó por nada; al parecer, la gente rica suele mudarse mucho en esa zona.

Comenzaron la faena una vez que cerraron la puerta de la entrada. Math desactivaba teléfono por teléfono mientras Will y Steve abrían armarios, gavetas y toda puerta que encontraban. Fuera del apartamento sólo se escuchaba el leve sonido de objetos moviéndose, un delicado ronroneo por parte de criminales expertos.

La manilla de la puerta giró y se oyó un click de la llave abriendo. Steve y Will se quedaron congelados ante la mirada de la muchacha, la dueña absoluta del apartamento. Ella estaba tan sorprendida como ellos, pero, en el instante en que Will se le abalanzó y Steve desenvainó la navaja…

Ella sacó un revólver de su bolso con una rapidez abrumante. Y disparó con audacia a la pierna del moreno. Steve se congeló por completo al ver a su compañero caer contra el suelo gimiendo de dolor.

-Si te mueves te doy en el corazón- rujió la muchacha con voz serena y tosca-¿Ves? Mi mano no tiembla, hablo en serio. –dijo mirando su mano deliberadamente. – pon la navaja en el suelo y tírala hacia acá…

Steve obedeció sin más ni más, en sus ojos se veía la experiencia. Parecía haberse enfrentado a situaciones así infinidades de veces, ante la expectativa de esto, una sonrisa bailó en la comisura del labio de la chica. Sin más dudas, la chica disparó en la otra pierna de Will cuando éste pretendía tomar la navaja del suelo.

-No hagas estupideces, no quiero matarte, así que es mejor que te quedes quietecito- sonrió la muchacha con una tonalidad amable y, en apariencia, cálida- Tampoco tú, el escondido en el armario…

Math aguantó la respiración, pero al final salió despacio del armario con las manos extendidas. Al ver a la chica, entornó los ojos de forma seductora, mientras una sonrisa tímida se extendía por sus labios.

-Vamos, no quieres matar a nadie, cariño. Simplemente déjanos ir…nada de esto ha…

Un fuerte disparo lo hizo callar, Steve intentaba levantarse aprovechando el momento de distracción. El muchacho de ojos oscuros cayó al suelo gimiendo y rugiendo mientras se tomaba la pierna con fuerza.

-¡Maldita perra!-aulló.

La sonrisa en el rostro de la adolescente se hizo completamente visible al tiempo que sus ojos se oscurecían, sacó de su bolso un manojo de tiras blancas de plástico y se las tiró a Math con rapidez, éste las tomó como un reflejo.

-Átalos.- ordenó la chica mientras tomaba el celular y lo apoyaba contra su oreja, habló rápidamente, la conversación con la policía debía ser difusa e inmediata. Al cabo de pocos segundos apagó el aparato y lo metió de nuevo en su bolso… mientras tanto, Math obedecía sin rechistar, por lo que no se dio cuenta en el momento en que ella avanzaba hacia él- Gracias, cariño.- dijo y le atestó un fuerte golpe al asiático en la cabeza.




Los tres hombres despertaron mareados atados a las sillas de la cocina. Se miraron entre ellos incrédulos, luego fue que detallaron a la muchacha sentada frente a ellos...Su cabello oscuro recogido en una coleta, el tatuaje en su hombro derecho, y el cigarrillo sostenido por una mano enguantada de cuero negro le hacían parecer una boxeadora profesional  más su delgada apariencia demostraba con creces lo contrario.

Ellos la miraban a ella y luego a sus cuerpos. Dentro de poco se desangrarían por como siguieran así, increíblemente, el miedo acudió a sus facciones. Más aún Math quien inesperadamente tenía una herida en su costado.

-Hay que pasteurizar sus heridas- dijo la muchacha, pensativa. Mientras señalaba los sartenes de hierro que se calentaban detrás de ella.

-¿Qué…?- consiguió decir Will con voz débil. Al comprender puso los ojos como platos, dejando ver las hermosas joyas ámbar- T…Te descubrirán…

La chica frunció el ceño y se rió.

-¿A mí?- se levantó y tomó una de las sartenes con la mano enguantada- Yo sólo intento ayudarlos, es algo bueno teniendo en cuenta el hecho de que ustedes venían a robar mi casa…Por cierto…-se acercó a Will y le susurró al oído:- mi casa es aprueba de sonido…

Apoyó el sartén contra la pierna desnuda del moreno, mientras éste lanzaba un grito desgarrador. La voz de aquel hombre destrozó el silencio de sus compañeros, quienes comenzaron a lanzar alaridos inentendibles. Ella se limitó a ignorarlos, mientras retiraba la sartén de la pierna con un movimiento rápido, la piel estaba completamente oscura, aún más que antes, trozos de su carne se habían pegado al sartén y ambos humeaban sin parar… Luego, hizo lo mismo con la otra.

-¡Maldita, Loca!- sollozó Will a voz de grito- ¡Mis piernas, Demonios! ¡No!

-Shhh…-siseó la chica mientras tomaba la cara del moreno presionando con rudeza sus mejillas- Mi nombre es Ana, no “maldita”. Así que ni se te ocurra llamarme así otra vez o perderás la pierna por completo… ¿Ok?

El fuerte hombre no hacía más que temblar. Ya no sabía que hacer así que se limitó a asentir.
-Bien, ¿quién sigue?- Ana, divertida, alzó la cara de Steve- ¿Cómo te llamas?

Steve se sentía mareado y no podía sostener bien la cabeza, Ana se la agitó con violencia.

-Te faltan 10 minutos para entrar en estado crítico, así que no juegues conmigo. ¿Cómo te llamas?- rugió Ana.

-Steve- dijo con la palabra atropellada.

-Bien, Steve. Cuando termine tu turno decidirás que hacer con tu amigo ¿está bien?

-S…si…-logró decir el interpelado entre dientes mientras comenzaba a sollozar, al final, su sollozo se convirtió en un rugido atroz…

El sartén hizo un fuerte siseo y Ana rompió a reír escandalosamente.

-¡Valla! Parece que había un trozo de algo dentro esta vez…Creo que entonces me pondré más creativa…

Una vez que el sartén hizo su trabajo con el muslo de Steve y este parara de gritar a expensas de perder el conocimiento, Ana tomó un marcador de hierro, los tenía como colección, mas nunca había tenido la oportunidad de utilizarlos…éste tenía una figura realmente hermosa, un caballo pequeño y muy elaborado, que ahora formaría parte del pecho de Steve, quien al sentir nuevamente la ardezón gritó con rugidos eternos…

-¡Para! ¡No! ¡Detente!- comenzó a exclamar.- Por…favor…-dijo sollozante.

-¿Qué dices?-dijo Ana sorprendida mientras acercaba su oreja a Steve- Me estás diciendo… ¿por FAVOR?

La respiración acelerada sirvió de respuesta para ella, quien con una sonrisa amable acarició el rostro del joven muchacho.

-Nos estamos volviendo educados, eso es excelente…-suspiró-  Pero tenemos que arreglar un asuntito…tu amigo…

-Math…-aclaró Steve jadeante.

-Math…-repitió ella pensativa- Le quedan unos cuantos minutos más antes de que su desangramiento se vuelva irreversible…Su herida está en el costado, sin embargo, la puedo sanar fácilmente…Dime Steve, ¿con qué puedo hacerlo?

-¿Qué?- dijeron Steve y Will al unísono

-Es un maldito problema Jigsaw…-jadeó Math, tratando de mirar a sus acompañantes- Esta maldita, está completamente loca…

-Maaath…-canturreó Ana- Ya dije que me llamo Ana…- decía mientras se colocaba detrás de él, se quitaba los guantes y clavaba sus uñas en sus mejillas, retrajo con dureza apoyando sus pulgares en las orejas del chico…

Éste se quejó con levedad…no sabía el verdadero daño que Ana le proporcionaba, hasta que sintió la presión en el pulmón.

-Time´s Over…-susurró la chica, que tenía la rodilla apoyada contra  el espaldar de la silla y deliberadamente empujaba un cuchillo hacia la espalda de Math…

El chico no murió al instante, Ana recogió la navaja del suelo mientras canturreaba “Todavía queda menos para el chino matar, un minuto más, un minuto más…”. Math, con voz ahogada y luchando contra el sueño inminente alcanzó a decir…

-Racista… ¿Por …qué …soy …el primero?

-Umm…-Ana parpadeó dos veces- El primero… ¡AH! ¡Es verdad! No te puedo matar…-se volvió rápidamente y tomó aguja e hilo y una botella de alcohol. –Qué lástima…no pudimos jugar…

Vació el contenido de la botella una vez que le arrancó la camisa al chico y una gran herida que atravesaba su costado comenzó a burbujear. Con una habilidad aterradora, cerró la herida cosiéndola rápida y lentamente a la vez. Para Math el tiempo debió parecerle eterno, pero gracias al extraño líquido, no pudo sentir mucho

-Necesitarán trasfusiones sanguíneas, aunque ese cuchillo de tu espalda tendrá que ser sacado por un especialista, afortunadamente, no te puedes desangrar…-dijo Ana sonriente- La policía llegará dentro de poco…

-¿Eres idiota?-rugió Will- Te encerrarán por más años que a nosotros…

-¿A mí?- preguntó Ana con inocencia mientras vendaba a Math y luego a Steve- ¿Por qué dices eso…? Este….

-Will- rugió el moreno.- ¡y es obvio! ¡Mira todo lo que nos haz hecho!

-No…-susurró ella mientras pasaba de Steve a Will y continuaba vendando-Aún no he hecho nada, Esto apenas es el comienzo…-añadió con voz siniestra.

Los tres la miraron con los ojos como platos. Ella les sonrió con ternura, y ponía alternativamente la mano sobre la cabeza de cada uno…

-Los voy a dejar preciosos…Su verdadera alma se hará resurgir, como ladrones que son…tienen que verse como tal…

-¿Qu…?- murmuraron los tres al mismo tiempo.

-Ustedes son unas personas muy interesantes a decir verdad…-continuó ella sin prestarles atención. Mientras iba de aquí para allá colocando todo tipo de objetos en la mesa, los cuchillos de cocina de todos los tamaños, unos cuantos corta papas, y de esas cuchillas que hacen que las finas rodajas de zanahoria queden perfectas, si se utiliza la fuerza suficiente- No creí que se decidieran a visitarme nunca…

Steve puso los ojos como platos, al tiempo que Math y Will se miraban entre sí. Ahora que lo recordaban, ella no llevaba esa ropa antes, cuando la vieron salir, vestía de color crema, con un saco y pantalón de oficinista. Pero, cuando apareció en la puerta llevaba una camisa sin mangas negra y un pantalón militar. Ana se percató de que se habían enterado de todo al escuchar el movimiento de las sillas: los hombres temblaban.

-Pero ahora, ya están aquí…-se dio la vuelta sonriente- y la espera por fin ha terminado…

Lo último que vieron antes de gritar fueron los cuchillos en sus manos desnudas, ella trazó un corte limpio, sin demasiada profundidad, por sus frentes, pero la sangre salió lo suficiente como para taparles la visión. Canturreaba una y otra vez canciones inentendibles, pero con rimas constantes mientras cosía la frente abierta de cada uno, luego, por orden, selló los parpados de Math, La boca de Steve y las fosas nasales de Will con hilos negros y resistentes, de los agujeros salía sangre que ella alcoholizaba con cuidado…sin embargo, los hombres no paraban de palidecer, los colores ahora no marcaban, al menos para Ana, diferencia alguna.

Ana estaba contenta mientras cortaba, arrancaba y “perfeccionaba” a cada uno, sus manos tenían un bonito color rojo que se oscurecía al secarse. Pero los hombres eran aún más hermosos que ella, con sus dedos mutilados y su cuerpo cosido, además de la perfecta mata carmesí que cubría sus ropas…un arduo trabajo para lograr su siniestra perfección…

Ella sin embargo, estaba algo decepcionada, hace rato que Math y Will habían muerto. Y Steve seguía moviéndose, la policía no llegaba, parecía que Steve iría a morir también. Observaba su rostro hermoso: su boca completamente sellada, su frente cosida y su pecho lleno de cortes sangrantes…y se preguntaba una y otra vez si la policía llegaría para preservar ese arte vital.

Cuando alguien abrió la puerta de una patada, entraron los uniformados, muchos de ellos  se pararon a vaciar sus estómagos mientras otros corrían hacia los cuerpos. Steve aún respiraba, para alegría de Ana quien orgullosa exclamó mientras le colocaban las esposas:

-¡Al fin he finalizado mi obra!




Tanto tiempo, tanto tiempo le había tomado regresar a la normalidad, incluso había cambiado de nombre, ella quería iniciar una nueva vida. Pero el desespero la sucumbió en cuanto comenzó a sentir que la seguían, oía sus pasos detrás de ella todo el tiempo…

Hasta que ella ya no lo quiso más.

Doblaba en la esquina y seguía a su perseguidor, todo el tiempo lo asechaba sin que él se diera cuenta, y averiguó su siniestro plan.

Una vez, más…Tendría que caer una vez más…

Esperó pacientemente, sintiendo sus ojos en la nuca, hasta el día que decidieran traer el camión. Lo vio al salir de la entrada del edificio. Ya ellos tenían todo listo, sólo tenía que esperar un poco, esperar a que ellos subieran, a que no miraran atrás, mientras ella se quitaba la ropa falsa donde escondía la más cómoda…Entró por el estacionamiento, subió como rayo las escaleras e inició la faena…




Eso se lo describía una y otra vez a la psiquiatra, mientras estaba acostada sobre las sábanas blancas…

Heme aquí otra vez, amarrada a una camilla de hospital, con las manos presas por correas de duro cuero y mi organismo lleno de medicamentos…

Sí, yo soy Ana.

Soy la mujer quien no más a su casa entrar,
De sangre sus manos se empezaron a llenar…
No, no es la primera vez que estoy en este lugar.
Tampoco la primera que me intentan robar,

Sin más preámbulos les voy a contar:

La primera  era inexperta.
Me robaron, sin armas tomar…
Ni menos ni más entregué  mis cosas sin preguntar,
Ellos se marcharon sin mirar atrás…

La segunda, sin embargo, me hizo rabiar,
Rechisté y chillé ante el extraño criminal.
Pero, debido a acciones que no pude evitar,
Se marchó nuevamente con mis cosas del lugar,

La tercera vez si no lo pude evitar,
Mi sentir y mi rabia me hicieron estallar,
¿Nuevamente sin arma me iban a robar?
Saqué rápidamente el exacto del morral,
Y le arrojé éste antes de cortar
Le temblaron las rodillas y calló al matorral,
Sollozante, el descarado, “piedad” comenzó a exclamar…
Mientras yo, con una sonrisa, cortaba su extremidad,
“¡Este aparato es útil en verdad!”
Dije con una voz que no pude identificar
“Me pregunto, ¿Qué más con mis tijeras puedo cortar?”
 El muchacho, aterrado, se comenzó a levantar.
Pero le atesté otro golpe con el morral
Clavé el exacto mil veces sin parar,
Mientras que con la tijera su piel comencé a agujerear
¡Qué hermoso se vio una vez que logré terminar!
Su sangre emanaba sin cesar,
Manchando mi pulcro uniforme escolar.
Sus pies y manos mutilados están,
Yacen fuera de su cuerpo como hojas al secar,
Voy derecho a mi casa con una gran tranquilidad,
Mientras arrastro tras de mí el cuerpo del criminal…
¡Oh, la sorpresa de sus ojos cuando me vieron entrar!

La policía llega al cabo de unas horas,
Más tarde estoy frente a una doctora…

Duro de admitir, aún más duro de expresar,
El hecho de estar enamorada de un acto infernal.
Más cuál es mi sorpresa, años después de salir del hospital
Encontrarme una vez más con semejante deidad.


TBW Capitulo 3: Complot


III
Complot


Elly tuvo que apartar la vista a la ventana para no quedarse mirando al muchacho que acababa de entrar en el salón. Antes había intentado huir, pero nada funcionó, Berith colocó una barrera en todo el perímetro para evitar que escapara.

Decidió ignorarlo completamente, durante las dos primeras horas de clase. Y eso fue algo realmente difícil, sobretodo con él escrutándola cada que intentaba deslizar la vista hacia un punto distinto. Al terminar la clase salió disparada por la puerta, no recordaba haber tomado notas o apuntes. No recordaba el nombre del profesor, no recordaba a nadie que le había hablado. Sólo deseaba distraerse del hermoso niño de ojos verdes, huir de él, lo más pronto posible....

Se miró en el gran espejo del baño. Había olvidado...esta es una escuela de niños ricos, pensó. Todo, absolutamente todo estaba escandalosamente pulcro, todo brillaba y las puertas de los baños estaban hechas de madera. En pocas ocasiones asistió a esta clase de escuelas, en muy, muy pocas ocasiones. Siempre los humanos con dinero eran soberbios, antipáticos y altaneros...

Así debía de ser ese chico, se convenció, un completo idiota.

Se lavó la cara unas cuantas veces, regando todo el maquillaje por completo. Ya no tendría que usarlo, no con el rostro que tenia, ese rostro...le producía asco. Ese era el rostro que había adquirido en el momento que su vida se vino abajo, se desmoronó. Todo por culpa de ese horrible rostro.

Trató de cambiar varias veces, pero sentimientos contradictorios la abrumaban.  El primero, quería cambiar de rostro para poder maquillarse y cuidar otro como se debe. El segundo, el Niño de Ojos Verdes se había fijado en él...

Negó con la cabeza varias veces.

-A la mierda...-siseó y un escalofrío recorrió su espalda.




A lo lejos, en un árbol, tres mujeres encapuchadas reían escandalosamente.

-¿Y qué crees que haremos?-dijo la que estaba sentada en la rama más alta, observando impasiva la torre del instituto.

-¡Molestarla! –ronroneó la mujer riendo a todo pulmón- ¡o Acabarla!... ¡Matarla!-dijo despacio, como un sádico ronroneo.

-¡No sean tan imprudentes!-siseó una de ellas, la más alta, acallando todas las risas-Tenemos al hijo de Virgilio…

-El hijo de…

-¿Virgilio?- completó. Las mujeres sonrieron entre ellas.

-No solo viene aquí a venderse a nosotras de forma automática, sino que sencillamente se encuentra justo en frente de nuestra carta del triunfo… Hermoso, ¿no Dino?- dijo, la más pequeña, quitándose la capucha y dejando ver un rostro aniñado y redondo. Los ojos verdes resplandecían cual esmeraldas.

-Perfecto…Enio…-convino, Dino, quien con dificultad apartaba la vista del instituto. Dejó caer la capucha con una sacudida para dirigir rápidamente su mirada, de adolescente madura y calculadora, a la otra bruja.- Qué es lo que planeas Penfredo?

Finalmente, Penfredo, se apartó la capucha con lentitud y dejó escapar una mirada brillante, calculadora y en extremo terrorífica. El rostro de una mujer madura, que al mismo tiempo no suponía ningún rasgo de vejez, se asomó casi con narcisismo.

-La haremos pagar por todo…-sentenció- Sólo tenemos que afianzar las cuerdas del Aker, así no se nos culpará de nada…

-¿Cómo…?-terció Enio, confundida.

-¿Dices que utilizaremos el Ojo con él? –Dino no parecía muy segura al pronunciar esas palabras, más bien, era muy cautelosa. Pese a su naturaleza impulsiva.

-Lo hicimos antes.-Dijo Penfredo con voz seca- Está destinado, lo hemos visto…

-Pero, Deífoba… ella dijo que ni siquiera las visiones del Ojo podrían ser correctas…-insistió Enio- Las cosas no son como antes…

-No debes preocuparte por eso, hermanita…-la consoló Penfredo colocando una mano en la cabeza de Enio.- El destino puede cumplirse, si nosotras también prestamos ayuda…

Sonrieron al mismo tiempo de forma maliciosa…Se acercaron, y formaron un circulo en el que cada una ponía la mano derecha en el centro, como si estuviesen poseídas, comenzaron a hablar de forma incoherente…

-Te llamamos para que seas nuestra única visión… -

-Nosotras las Grayas... -

-Ve lo que las criaturas esconden

-Hilos del destino…

-Tus servidoras, por toda la eternidad…

-Tijeras que lo cortan…

-Portadoras de la vida y la muerte…

-Hermanas…muerte, vida, destino…

-Siempre a conveniencia…

-Libérate, mi Señor del Terror… Destruye todo aquello que se ha forjado…

-Alarma a los mortales…que pronto les llegará la hora…

-Temblamos de ira…venganza…poder….Sembramos la duda que lo que vendrá…



Una fuerte ventisca rodeó a las brujas, y se llevó sus voces con ellas, quienes comenzaron a cantar y a reír de forma espantosa, dejando ver unos prominentes y puntiagudos colmillos, poco a poco fueron consumidas por ese fuerte viento, sus cuerpos se entremezclaron entre sí formando un solo remolino de colores oscuros, que se fue haciendo más y más pequeño hasta no quedar absolutamente nada más allá de unas cuantas hojas caídas.

TBW Capitulo 2: Encuentro


II
Encuentro

Aart miraba a los humanos con desgana, aburrido totalmente y enfrascado en sus pensamientos. De cuando en cuando aspiraba la esencia de una que otra muchacha, esperando (en vano) encontrar alguna que otra bruja. Estaba sentado en uno de los bancos pegados a la pared y con la cara apoyada en una mano.

-Déjate de esas tonterías- susurró Hefestio que se encontraba de pie junto a él- Debes tener presente que no encontraremos a ninguna de ellas aquí...

El aludido se encogió de hombros molesto, realmente molesto. Hefestio sabía el porqué de su personalidad, el por qué de su obsesión macabra con las brujas y aun así  insistía en apresarlo, era tan molesto...

-Puedes ser realmente irritante cuando te lo propones...-murmuró Aart, mientras pasaba la vista hacia su “hermano”...

...Un muchacho en apariencia menudo con sus 17 rodeándole por todas partes, (sobre todo en su elegante uniforme escolar de partó gris y corbata roja), sus ojos azul cristalino ocultos bajo unas gafas de poco aumento (En cristiano: falsas) y su típica sonrisa cínica. Su cabello era de un negro tinta como el de todos los Akers, aunque él, con su personalidad enigmática y calculadora se lo había dejado crecer de tal forma que ocultara su rostro cuando le fuera conveniente. Su apariencia era de adolescente, pero su vejez databa de por lo menos varios milenios de la de Aart, después de todo, fue llegado a reconocer en las generaciones “actuales” como un amante de Alejandro Magno. Y eso era algo, como Hefestio se quejaba muchas veces, de lo que él nunca se enorgulleció. Por eso fingió su muerte en cuanto la de su fiel amigo Alejandro se hizo inminente.

Aart, en cambio, era mucho más práctico. No le gustaba que el cabello le creciera demasiado, se mostraba callado y apacible cuando le convenía. Era un ser realmente fuerte que no dudaba un segundo en enfrentar a cualquier bruja o “ser” que lograra tocarle la poca paciencia que tenia, y por lo general, siempre ganaba. Su apariencia daba la sensación de un joven serio y trabajador, pero era un flojo sin remedio que solo se lograba poner alerta si se trataba de peleas con brujas, sus hermanos siempre lo molestaban por eso, aunque...siempre los ignoraba. Le llamaban todo el tiempo “Aart corazón de piedra” por su infinita indiferencia hacia el mundo que lo rodeaba...y por su manera de matar brujas. Él era uno de los pocos Akers que se oponía rotundamente a que las brujas siguieran con vida y tranquilas, haciendo lo que se les diera la gana todo el tiempo, después de todo, él nunca podría perdonar lo que le hicieron...

-Aart... ¿me estás escuchando?- farfulló Hefestio mientras agitaba su mano frente a la del joven- ¡No vayas a buscar pelea!

-¿Viste a alguna?-dijo inmediatamente.

-¡No! ¡Pero ya te dije! ¡Déjate de eso! ¡Somos casi los únicos solteros!

-¿Tú no tienes a tu arpía? ¿Y la sirena? ¿Y la vampiresa? ¿Y la licántropa? –Enumeró Aart con desgana- La poligamia pasó de moda hace años por si no lo sabias...-refunfuñó.

-Me siguen gustando las humanas...-se encogió de hombros.

-¿Por qué siempre me traes cuando quieres ligar...?

-¡Porque me ataron a ti! Se supone que debo darte una vida normal...

-Me aburre...-bostezó- y sabes que este tipo de cosas no me interesan...además eso te ganas por andar flirteando con la mujer del jefe...

-No me lo recuerdes...-dio un escalofrío.

A veces agradezco que no seamos hermanos de  sangre..., pensó Aart.

-¿Hoy que se supone que soy?-preguntó Aart- ¿Profesor o alumno? –o jardinero...

-¿Tu no escuchas a nadie verdad? ¡Amy te lo repitió como mil veces! A- lum-no!

-¿Seguro que no dijo jardinero?- refutó.

-¿Te parece que estas vestido como jardinero? – Aart se tapó los oídos, normalmente, a Hefestio le tomaba 5 segundos comprender sus intenciones-¡No te vas a escapar esta vez Aart! ¡Esta vez no vas a conseguir que nos expulsen!

-uh hum...-murmuró con un gruñido.

-Hablo en serio Aart- ahora el tono de Hefestio sonaba totalmente serio, mas que la noche anterior- No vallas a hacer nada...

Aart reconocía ese tono, le costó trabajo no contener la sonrisa  en la comisura de sus labios. Había una bruja cerca.

-Dónde está, Hef?-susurró el Aker de ojos verdes casi sin mover los labios.

-No estoy seguro de que sea una...pero ha estado mirando para acá... ¿La ves?

Aart se enderezó y pasó lentamente la vista por el patio atiborrado de alumnos, pasando de las faldas rojas, las corbatas y los tacones negros se encontraban unos ojos hermosos, muy abiertos...sorprendidos...



Ж

Elly se bajó del carro dando saltitos contenta.

-¿Me inscribiste como Dios manda?- exclamó sonriente.

-Déjate de tonterías EllyXzabeth-rechistó Berith en susurros- ¡Ya te coloqué el nombre que querías! No pidas más...

-Está bien... ¿mamá?- ladeó el rostro buscando afirmación, Berith asintió- Sabes, es mejor llamarte hermana...

-En esta era las madres son por lo general jóvenes...

-Los humanos se han perdido cada vez mas con el paso de los años...-murmuró Elly con la expresión seria.

-Vete de una vez...-gruñó la duquesa con rapidez- deja de pensar en esas cosas.

Elly se encogió de hombros y se adentró en el gran portal enrejado. Se sentía incómoda con ese uniforme, aunque no tardó en ver como las demás alumnas lo llevaban puesto: con las faldas a cuadros arremangadas, las camisas desabotonadas, dejando ver sus cuellos,  muchas con el saco abierto y sin sus corbatas. La bruja podía adaptarse al lugar con una facilidad indescriptible, se puso mas cómoda copiando la vestimenta de las demás. El gran colegio tenia similitud con una antigua iglesia, o al menos eso le parecía, el patio era sumamente amplio y estaba atiborrado de alumnos, los de grados bajos corrían, jugaban. Mientras que los mayores se juntaban en grupos y hablaban entre ellos, monótono, como en todos los colegios en los que había estado antes.

Decidió darse su tiempo para “socializar”, después de todo, siempre había unos grupos marcados en cada instituto sin importar el país y Londres no era la excepción.  Recorrió el patio con la mirada, con una enorme indiferencia. Nadie la miraba entre tanta gente...pero hubo algo que le llamó la atención...

Unos ojos, unos ojos que miraban a la multitud sin fijarse en nadie. Una expresión aburrida y realmente molesta, un rostro apoyado con fastidio en una mano...hablaba con alguien, pero parecía fastidiado incluso de abrir la boca...justo en el momento en que su mirada se encontró con esos ojos...justo antes de que nadie se percatara de ella en realidad estaba allí...su cuerpo empezó a cambiar...

Su peinado tan elaborado, que le había tomado tanto tiempo hacer para recoger los hermosos bucles cafés, cayó flojo por el peso del abundante y liso cabello negro, que le bajó por la espalda con una lentitud anormal. Sus ojos, antes de un verde acuoso y casi cristalino, se volvieron de una tonalidad marrón rojiza, lobuna, sus labios se volvieron mas carnosos que antes y su tonalidad de piel se tornó de un bronceado hermoso, claro y natural. Su cuerpo dejó de ser el de una pequeña de primaria y pasó al de una desarrollada adolescente.

Le tomó tiempo apartar su mirada de la del chico, aquel muchacho de esmeraldas verdes. Había algo en él que le gustaba y le aterraba al mismo tiempo, una especie de escalofrío que la recorría de la cabeza a los pies, no faltó mucho para que se mostrara sorprendida, que su seriedad desapareciera, dejar de ser desafiante, en cuanto detalló el color negro y brillante de sus uñas, al bajar por medio segundo la mirada.

Volvió las manos puños por instinto, por alguna razón,  no quería que él viera eso de ella. Como su cuerpo cambiaba, como nunca era ella misma, como siempre adoptaba un rostro diferente cada vez que quería. Dudó, se sintió totalmente extrañada...el chico era un humano, o eso pensaba, porque...aunque a las brujas guerreras se le coloreaban las uñas de ese mismo color cuando avistaban a sus enemigos, los tan temibles Akers...a ella también le habían cambiado cuando conoció a esa persona...a quien ocupaba todo su tiempo en borrar y olvidar totalmente.

No logró apartar la vista luego de que lo vio sonreír, cuando por fin el se dignaba a devolverle la mirada. Sus ojos se debatían unos a los otros, ella sorprendida y él totalmente serio, enigmático...o al menos eso le pareció...

El tiempo pasó mas lentamente, la brisa se detuvo, su respiración también. El muchacho se levantó repentinamente cerrando los ojos, rompiendo toda conexión con ella. Elly se  sintió decepcionada, por alguna razón quería seguir viendo a ese chico, a ese hermoso niño humano de ojos verdes...
Repentinamente...se dio cuenta de que el timbre estaba sonando. Y que prácticamente se había quedado embobada en medio del patio.


Ж

-Seguro que no es una bruja, Aart?-cuchicheó Hefestio

-Ya te dije que no lo es...-murmuró el aludido, levantando la muñeca para afirmarlo-¿por qué insistes tanto?

-Porque creo que a nuestro pequeño hermanito le ha gustado la morenita humana...-rió con una mirada picara.

Aart puso los ojos en blanco, pisándole con fuerza un pie a su compañero. Que contuvo una queja.

-Nunca dije que fuera humana tampoco...es extraño...-pensó en voz alta.

-¡¿Entonces de verdad te gusta?!-exclamó Hefestio asombrado, tan alto que provocó que muchas de las cabezas del auditorio voltearan.

Los alumnos estaban reunidos, esperando a que terminaran de darle el típico  (y largo) discurso de bienvenida, que fue interrumpido con la gran exclamación de Hefestio. Aart desvió la mirada, fingiendo no conocerlo. Unas cuantas muchachas produjeron una risita, las monjas y los profesores suspiraron de forma audible.

-¿Hay algo que quiera decirnos, joven? –dijo el director con voz solemne.

-Ehm...no, lo siento...-sonrió Hefestio en voz alta. Su tono de voz hizo que rompieran a reír casi todos los alumnos...

...Aart aprovechó la conmoción para escaparse del auditorio, no le importaba mucho la clase a la que iba a asistir. De todas formas podía “tentar” a las profesoras para que subieran las notas lo suficiente, sobornar a los profesores o simplemente hechizarlos, cualquier opción era factible, aunque bastante molesta. No quería malgastar sus poderes en tonterías humanas, mucho menos con la expectativa de un aquelarre cerca.

Buscó a la extraña muchacha por toda la multitud, pero no logró encontrarla. Ella debía ser un demonio o un vampiro, dada la forma en que lo miraba, en lo dulce de su olor. Pero nunca podría ser una bruja, no, porque no le dio la sensación de querer asesinarla, ese encanto y sadismo que le recorría cada célula de su piel al verlas, al olerlas o sentirlas, no, esa era una sensación extraña, diferente y, por sobre todo, intrigante...

Llegó a salir de la gran institución, sin verla. No la encontraba por ninguna parte, sabia que no se había ido. Los ojos de un búho la habían visto entrar en el enorme colegio. Pero ahora ¿dónde estaba?, ¿dónde se había metido?... Preso de un extraño sentimiento al que pudo denominar “decepción”, acabó por resignarse y meterse de nuevo al auditorio. No sin dejar de buscar esos grandes e intrigantes ojos marrón rojizo en la multitud que se dirigía con perezosa rapidez a sus salones.

-¡En donde te habías metido! –siseó una voz que haló a Aart por el cuello del  saco.- no pensabas en escaparte ¿no?-Aart le dedicó una mirada suspicaz a Hefestio.

-¿Podría? Esto es una jodida fortaleza...-mintió descaradamente.

-Si, claro...mira te he conseguido “amigos”, así que mas te vale que empieces a socializar...-miró a un grupo de humanos que reían y se empujaban unos a otros con una alegría molesta.-No nos han dejado juntos esta vez...

-¡¿Qué?! ¡¿No estaremos en la misma clase?!...- hay no...No...No... 

-Cortesía del Jefe...-se encogió de hombros- dijo que no conseguías enseriarte por estar siempre conmigo...

-Por favooooooor- suplicó Aart- Por favor...no hagas esto...

-Déjate de tonterías, ya estas bien grandecito. Puedes cuidarte por tu cuenta y si sabes hacerlo con una Lamia, bien te vendrá con una clase de 30 humanos entrando a la pubertad...

-Pero...

-Pero nada, solo serán tres años de tu vida y bien larga que es... ¡no te harán falta después!- Aart hizo un gesto de molestia- Mas te vale que consigas a “alguien” pronto, me estoy hartando de esperar...

-¡Ya! ¡Ya entendí!- cortó el muchacho rápidamente-no tienes que repetirlo tantas veces, por favor...no seas asqueroso...

-¡Anda entonces!

A regañadientes, Aart hizo caso a su hermano y se acercó al grupo de estudiantes, que lo acogieron con gracia e inesperada amabilidad, al parecer, Hefestio había hecho bien su trabajo. Todos estaban en la misma clase, por lo que, cuando llegó al salón tuvo que aspirar profundamente para no quedarse estancado en la puerta.

Allí estaban los ojos que él había estado buscando por tanto tiempo, unos ojos ocultos bajo una máscara de molestia. La belleza de la muchacha, era totalmente singular y atrayente, en resumen, bastante sospechosa. No podía tratarse de una humana normal con esa apariencia, al menos, tenía que ser descendiente de alguna monstruosidad...alguien en su familia...

Dudó de sus instintos por primera vez en un siglo y se atrevió a comprobar su muñeca. No había nada, absolutamente nada, ni siquiera la sombra del tatuaje que aparecería de haber una bruja cerca y ya estaba bastante cerca de la muchacha como para que éste reaccionara.

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TBW Capitulo 1: Presentaciones


I
Presentaciones



La bruja Elly Kedwards, asesina de niños, tenia la apariencia de una anciana. Pero, en realidad, su verdadera forma es de una mujer joven y hermosa.
Se ha dicho que desciende de la organización de las Lamias, pero lo más factible es el rumor de ser descendiente directa de las Principales Brujas Traidoras originarias del Gran Desastre.
Es altamente peligrosa y puede cambiar de forma a placer, no se ha reconocido como asesina de nuestra especie, aun así, no seáis indulgentes con ella.



                                           Lista de Generaciones de Brujas, Virgilio AkerbeltZ



-¿Por qué es la única bruja que no tiene pintura? Podían haber puesto un símbolo aunque fuese- preguntó el muchacho, cuyos ojos verdes parecían amarillos a la luz de las velas.

-Porque, nunca se ha visto su verdadera figura. Se ha dicho que es una mujer joven, pero son sólo conjeturas...-dijo el otro joven, que estaba recostado de la pared. Con la tenue iluminación de la habitación, solo se le alcanzaba a ver la quijada y los brazos cruzados...

...Ataviado con una típica franela manga larga, le daba una apariencia mucho más común que el otro chico, que no apartaba la vista del enorme libro, con su larga y tersa túnica negra. Siendo las únicas personas en la estancia, daba una gran sensación antagónica

-Es astuta...- murmuró. Sin dirigirse a nadie en particular.

-Mucho- asintió para si mismo en la oscuridad- Ya es suficiente Aart. Mañana comenzaremos...- suspiró con desdén dejando la frase en el aire- y tienes que “parecer” descansado al menos...

Aart resopló con fastidio mientras cerraba el libro viejo, este produjo un ruido seco y áspero. Se bajó la capucha de la túnica, dejando ver un rostro hermosos y joven de piel nívea, unos penetrantes ojos verde esmeralda y una identificable (y perezosa), expresión de molestia.

La habitación estaba iluminada solo por velas, ubicadas alrededor del gigantesco ejemplar. En medio de un gran altar bajo un símbolo de oro; una cabeza de cabrio colocada sobre una estrella, con el vaivén de las llamas, hacia parecer como si de sus ojos rubíes salieran  finas líneas negras.

-Puedo preguntar... ¿por qué tenemos que hacer esto siempre?- se quejó Aart- Sé que te molesta tanto como a mi, Hefestio.

-No podemos dejar que los humanos sospechen.-dijo automáticamente-  y si, claro que me molesta. Pero me fastidia aun mas tener que mudarnos todo el tiempo por tu culpa- Siseó Hefestio deshaciendo el lazo de sus brazos y se dio la vuelta hundiéndose en la oscuridad que servia de puerta-Te estaremos esperando por la mañana, así que será mejor que te muevas...

Su voz resonó en la habitación a la vez que se escuchaban sus pasos alejándose. En un instante, cuando los pasos de Hefestio se dejaron de escuchar, las velas se apagaron al unísono con una fría ráfaga de viento. Dejando a Aart solo en la oscuridad, quien con un suspiro, rozó la portada del libro con la punta de los dedos...

-Siempre es lo mismo...-susurró con aire nostálgico y triste.
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-Y... ¿cómo piensas llamarte esta vez?- exclamó la mujer con una enorme sonrisa en el rostro, sus ojos azules brillaron intensamente.

Eso molestó a la niña que estaba sentada en el enorme sofá rojo. Así, pequeña como una muñeca de porcelana ataviada con un vestidito de la misma tonalidad del mueble, unos ojos azul cielo, mejillas sonrojadas y largos bucles dorados, no parecía tan peligrosa ni cruel como en realidad era. Y era consciente de ello, aprovechó ese lindo aspecto para ser un puchero.

-Qué tal Alice? –insistió la mujer. La niña suspiró- ¿Enrieta? ¿Catherine?

La  cría apoyó su pequeño puño en su mejilla dándole un aspecto mucho más maduro.

-Lucinda? Erika? Antonniete...?- siguió la mujer sin mucha suerte en convencer a la chiquilla-Elly?- la niña rió- Me estás escuchando?

-Ya has dicho el nombre que quería...-respondió sin dejar de sonreír, con una voz madura y adulta que no correspondía con su diminuta apariencia

-No!- sentenció la mujer mientras sus ojos relampagueaban de furia- No Elly! No otra vez!

-Por qué? Es mi nombre después de todo!- rechistó  la chiquilla al tiempo de que su cuerpo cambiaba, maduraba al de una mujer de piel sepia y el cabello color ceniza. El vestido se transformó a un top y una falda sin perder su color original.

-Qué no te basta con todo lo que ha pasado?! Cada ciudad a la que vamos siempre es lo mismo!- la mujer morena desvió la mirada a son altanero-siempre te reconocen! Los atraes a ellos!

-Por favor!- rugió Elly sarcástica a modo de defensa. Mientras su cuerpo volvía a cambiar al menudo y flacucho de una  hermosa adolescente asiática-Nunca nos han hecho nada!

-¡¿Es que no te basta ElyXzabeth Kedwards?! Te condenaron a mil años! Mil años-enfatizó- y no haz llegado ni a la mitad!

-No hay nadie vivo que reconozca mi nombre... – musitó renuente.

-¿AH NO? Qué hay de la película eh? “Bruja de Blair”

-Es muy vieja...

-Y el libro?! Y todas las estupideces del la tecnología! Si ella no hubiera colocado la página...

Elly detestaba tener siempre que cambiar de nombre cada vez que ingresaba a un nuevo trabajo, país o el detestable instituto y eso último justamente era lo que le tocaba...

No era para menos, si ya era conocido por las brujillas aprendices como la “Bruja Sangrienta”. Lo que no sabían esas tontas era que su condena era una tortura larga y horrible....Condenada a mil años confinada en la tierra de los humanos para expiar todos sus pecados, custodiada por la diablesa Nº 28 la Duquesa Berith. Quien era un incordio todo el tiempo, aunque podía considerarla como una amiga irritante, una compañía increíble que siempre trataba de subirle el ánimo de cualquier forma posible.

Lo que le molestaba de ella, era su constante recordatorio de sus reglas y ordenes que le habían dado, que normalmente enumeraba a la hora de elegir los nombres...como ahora. (¿cuándo se daría cuenta de que Elly no la estaba escuchando?)

-...Debo pasar contigo todos estos siglos para que no te metas en problemas, debo alejarte de los  posibles ataques Akers, debo conseguir que soportes a los humanos y...

-Tengo que conseguir esposo- Terminó Elly poniendo los ojos en blanco- y si es humano, completamente humano, mi condena termina. No te preocupes Berith, llevo dos siglos escuchándote repetir lo mismo...

-¡Pero sigues sin entender! –rugió la diablesa hechando humo...literalmente.

-¡sólo será esta vez!-suplicó la bruja- Esta vez y dentro de cien años ¿si?.-juntó sus manos bajando la cabeza- Onegai!

-Te aprovechas de mi debilidad por las asiáticas- refunfuñó, la muchacha subió la cabeza esperanzada- NO!

-¿Doscientos años?

-Elly!

-Trescientos...?- era su ultima oportunidad. 3...2...1...

-Está bien...-suspiró.

-Si!- se levantó del mueble y abrazó a la esbelta diablesa con fingido cariño--- Arigato Beri- Onee. chan

-No seas tan plástica, Elly..te dejaré por esta vez..pero no mas hasta que se cumplan trescientos...

-Está bien!-convino Elly a la mar de contenta, de pues de todo, no muy seguido conseguía lo que quería.

La bruja le sonrió a su diablesa hasta que esta se metió en su habitación y adquirió una aterrorizante expresión seria. Una vez que se quedó sola en la sala del pequeño departamento se miró en el espejo de cuerpo entero de la puerta.

-¿Cómo lucirás esta vez EllyXzabeth Kedwards? ¿Con qué nueva máscara te presentarás a esos estúpidos y jóvenes humanos?

En un instante, su rostro cambio a miles de caras distintas...hace tanto que no había visto la suya propia, que no le interesaba el aspecto que pudiese tener, pero si al menos podía  conservar su “prestigioso” nombre, conservaría  algo de lo que ella había dejado atrás hace doscientos años...

The Blood Witch Darkness Feelings (TBW)


In Principio.

Seres poderosos los Akers, grandes y sabios demonios conocidos como Faunos, decidieron compartir sus poderes con las mujeres de la tierra. A cambio de que estas le prestaran culto y devoción.  A estas mujeres, cuyos poderes se asociaban con cultos a demonios, transformaciones y levitación, se les conoce hoy en día como Brujas.

Las Brujas, cegadas por los grandes poderes que obtenían de los Akers, se convertían poco a poco en marginadas de la sociedad, marcadas y temidas, por siempre. Muchas de estas, presas del miedo y la desesperación de la sociedad, desertaron de su condición, buscando así la felicidad propia de cada una. De ello que surgieran grupos selectos, conocidos como aquelarres en donde estas comunidades de brujas se reunían alrededor del Aker y este le brindaba sus infinitos conocimientos.

Un día, una de las brujas “accidentalmente” cazó y se alimento de uno de esos Akers. Inmediatamente, adquirió todos los poderes de éste, la tan ansiada inmortalidad, junto con un hambre y sed insaciables por estos seres. Esta bruja, difundió la información de tal forma que juntó todo un aquelarre para cazar a un solo Aker. Gracias a los nuevos poderes de la Bruja, consiguieron hacerse con este y lo repartieron entre ellas.

Los Akers, al ver que las mujeres humanas se habían vuelto en su contra, iniciaron una gran búsqueda y erradicación de estas, pero, para ese tiempo, ya ellas habían creado descendientes. Jóvenes fuertes, hermosas y poderosas que fácilmente podían acabar con ellos, devorándolos con su hambre y sed insaciable e incontrolable. Por lo que los Akers decidieron tomar medidas, crearon descendientes a su vez con vientres humanos, muchachos guapos y valientes que iban al apar con las jóvenes brujas, aliándose con las ordenes humanas y barriendo continentes enteros, iban por todos aquellos que osaran practicar sus enseñanzas, se conoce entonces como la Gran Cacería de Brujas  de los siglos XV y XVIII.

Al final, tanta guerra y masacre involucró también a las familias humanas de cada uno, humanos, que tanto brujas como Akers amaban. Tanta desesperación, soledad y odio terminó en un aislamiento de cada especie, de cuando en cuando, con el paso de los siglos, sus caminos se cruzaban. Generando una que otra trifulca, pero el número de ambos acabó por bajar. Ya que grandes cantidades se suicidaban...porque, la vida eterna no les permitía estar con aquel ser que amaban, cualquier humano común no tiene la posibilidad de vivir tanto como ellos...

Por esto, el  número de Akers y Brujas en la actualidad es de diez por cada puñado de humanos. Sociedades dispersas pero perdurables, con un número específico de descendientes poderosos y hambrientos controlados por las mayores de las familias de cada parte...de ese desenfreno de sangre, masacre, guerras y pasiones prohibidas nacieron Elly Kedwards y Aart AkerbeltZ. 

NUEVOS PROYECTOS * 3* to Andreita xD

The Blood Witch Darkness Feelings 


Sinopsis /Fragmento: "Seres poderosos los Akers, grandes y sabios demonios conocidos como Faunos, decidieron compartir sus poderes con las mujeres de la tierra. A cambio de que estas le prestaran culto y devoción.  A estas mujeres, cuyos poderes se asociaban con cultos a demonios, transformaciones y levitación, se les conoce hoy en día como Brujas."

Link Inicial:http://thdarkpromise.blogspot.com/2011/03/tbw-capitulo-1-presentaciones.html




Una Visita Inesperada (Oneshot/Gore)


Sinopsis: Tres hombres entran en un apartamento. 
Un trabajo sencillo: la chica vive sola, tiene gran cantidad de aparatos electrónicos y pocos muebles. No hay nadie en casa ahora; simplemente un robo limpio y ejemplar.
Todo va de maravilla; logran entrar fácilmente, cuando, en medio la beneficiosa faena, la puerta se abre y aparece en el umbral la dueña de la casa ¿Entrar allí fue acaso el peor error de sus vidas?