17 dic 2011

TBW Capitulo 14: Frandfort


XIV

Frandfort

En cuanto sus pies tocaron tierra, Elly sintió como un peso enorme se liberaba de sus hombros. Estaban lejos de Londres, de Inglaterra, de todo…O al menos eso creía.

―Elly, ¿Estás lista?― murmuró Aart colocando una mano en su hombro y deslizándola hacia su mano con suavidad.― Sigues temblando…

EllyXzabeth  no había podido dormir muy bien la noche anterior; por alguna razón, las pesadillas que habían parado hace muchísimo tiempo tomaron auge en cuanto se acercaron a los límites de España; además el frío del invierno no la ayudaba en lo absoluto.

―Estoy bien, Aart― susurró ella apretando su mano con fuerza.

― ¿Segura?― el chico acarició su rostro con dulzura, agradeció el contacto, le dio las fuerzas necesarias para sonreír.

Elly asintió y comenzaron la marcha.

Las cosas no serían sencillas a partir de ese momento, primero, debían encontrar una forma de llegar a Frandfort antes de que cualquiera lograse rastrearlos, podían utilizar disfraces, pero no podrían jamás ocultar su olor de esos seres infernales. Elly se preguntaba una y otra vez por qué el Infierno estaba tan interesado en ellos; había pasado ya un mes y no habían recibido señal alguna de Hefestio…de hecho, eso era algo ya bastante extraño.

Ж

Aart se preguntaba cada día lo mismo: ¿Qué demonios estoy haciendo y por qué?

Los días pasaban tan rápidamente que ni el mismo lograba asimilar todo lo que ocurría, todo lo que pasaba por su cabeza.  Era totalmente incapaz de aceptar los hechos, cada día, cada hora, esperaba despertarse de ese sueño interminable…pero no, era una realidad que tenía que afrontar sin importar como.
El que le llegase a gustar aquella bruja, el que se acostara con ella cada vez que quisiera, el preocuparse por ella todo el tiempo…todo eso...

Me enferma…, pensó tras un suspiro, pero me gusta al mismo tiempo…

Aspiró una buena bocanada de aire. Ya venía siendo hora de quitarse la venda de los ojos, no podía seguir engañándose así mismo; no después de todo lo que habían pasado y teniendo en cuenta el lugar donde se encontraban (y a dónde se dirigían) era mejor tener las cosas claras en su cabeza antes  de que eso representara alguna dificultad frente a lo que se podrían enfrentar.

Está bien, si la quiero…pero ¿La amo? ¿En verdad la amo? ¿Podría…? Como Erika…

El chico observó detenidamente a la bruja, a su amante, y sonrió mientras negaba con la cabeza.

No, él no podría llegar a amar a EllyXzabeth como alguna vez amó a Erika. Aunque la bruja representaba una especie de “complemento”, como si él estuviese destinado a estar con ella de forma inevitable, porque cada instante lo lograba envolver con su digamos que “peculiar” encanto. Jamás podría olvidar la intensidad con la que amó a aquella humana, que, transcurridos todos estos años seguía aferrándose a su corazón.

―Estás muy callado…―observó Elly quien lo conducía hacia un autobús…

…Aart no había reparado en las calles que ahora se extendían ante él, sus pensamientos lo habían consumido por completo. El autobús de dos pisos era de un extraño color negro brillante, el conductor, un vejete lleno de arrugas los miraba completamente absorto; al parecer, llamaban un poco la atención.

Y por supuesto, a pesar de la madurez  que poseían y los años que cargaban encima. Esos dos parecían un par de adolescentes que escaparon de clases, afortunadamente,  las miradas esquivas de Aart y la seriedad de EllyXzabeth obligaron al viejo a apartar la mirada y dejarlos subir sin hacer comentario alguno.

― ¿Y bien, Aart?― dijo Elly una vez que tomaron asiento.

―Ahora eres tú la que se preocupa demasiado…―sonrió el chico.― Como siempre…

La bruja hizo un puchero.

―Pero es que…―refunfuñó.― Ni siquiera te has dado cuenta de dónde estamos… ¿cierto?

―En un autobús…―suspiró Aart.

―Nos llevará a Frandfort, compré los pasajes mientras estaba contigo…te pregunté si estaba bien y sólo sonreíste como idiota…

―Ahm…―farfulló el Aker mientras se acomodaba en el asiento y abrazaba a la bruja, acomodándola en su regazo.

―Y sigues sin prestar atención…―murmuró ella, molesta.

―Shhh…duérmete ya, Elly.

La bruja lo observó unos instantes con sus cansados ojos lobunos, suspiró y se refugió en el cuello de Aart para recuperar las horas de sueño perdido (Ella sabía que no debían desperdiciarse). El Aker apoyó su mejilla en la coronilla de Elly y suspiró mientras pasaba con cuidado la mano por su espalda cubierta por una gruesa chaqueta de cuero negra. No podía dejar de preguntarse el por qué el frío le afectaba tanto a aquella bruja, pero le restó importancia al recordar la Marca Mortal que seguía reptando en su espalda…

…Aquella vez Aart no había conseguido eliminar la marca por completo, por lo que seguía allí, como una bomba de tiempo, esperando a que en cualquier momento se extendiese (aunque ahora era muy dificultoso, ya que ambos compartían la marca; es decir que, si se extendía, los mataría a ambos, si alguien la manipulaba, podía tanto matar a ese alguien…como a ellos). En ese aspecto, el Aker se sentía bastante impotente, ya que no tenía ni idea de cómo evadir tal magia, y no tenía tiempo de hojear el libro de su padre con tanto ajetreo.

El muchacho decidió entonces tomarse su tiempo esa noche en buscar alguna solución, en cuanto llegaran a Frandfort se hospedarían en el hotel más cercano y luego buscarían la llamada Villa de los Condenados, el cual era el lugar donde, al menos por un tiempo, pensaban en encontrar refugio. Después de todo ese es el hogar de seres prófugos y perdidos…

Un lugar al que sin duda, ninguno de sus perseguidores tenía derecho a entrar.




Aart se encontró repentinamente invadido por el cansancio y el aburrimiento, después de todo el viaje a Frandfort duraba alrededor de tres horas desde donde se encontraban y la calle parecía difuminarse en la… ¿Niebla?

―EllyXzabeth― susurró Aart al tiempo que observaba los alrededores, el autobús estaba completamente vacío, y aun así estaba en movimiento.

El Aker maldijo por lo bajo al darse cuenta de lo sucedido, se había distraído con tanto lío sentimental. Elly jamás reconocería ese tipo de trucos, de hecho, a pesar de que la había llamado ella se tardaba en despertar…fue en ese momento cuando se percató del cambio de color en los ojos del conductor por el retrovisor.

―Muy perceptivo, joven amo.―ronroneó el viejo quien simulaba una sonrisa amable.

―Para llamarme joven amo…―rió Aart mientras se levantaba y alzaba a Elly en brazos.― No deberías venderme, viejo.― escupió el chico.

El conductor rompió a reír, mientras se levantaba y encaraba al muchacho. El autobús seguía en movimiento.

―Usted mismo se ha vendido al fugarse con esa perrita, joven amo…― dijo con tono amable y una sonrisa oculta por un bigote gris rectangular.

―No me digas…―rugió Aart.

―Aart…―la voz de Elly sonaba ahogada, ella intentaba aferrarse a la camisa del chico, pero sus dedos apenas lograban moverse― No…es…

―Un Aker…lo sé, cariño― susurró él a modo de respuesta; besándole la coronilla.― Aguanta un poco ¿bien?

Los ojos del Aker se colorearon de un ámbar brillante mientras que el viejo sonreía ampliamente dejando ver unos grandes y puntiagudos dientes.

―Quimera imbécil… ¿crees que no puedo acabar contigo fácilmente?― rió Aart.

El viejo no respondió, sino que se abalanzó  sobre ellos con rapidez,  sus ojos adquirieron una tonalidad granate y sus pupilas se rasgaron completamente, lanzó un gruñido aturdidor en cuanto estuvo cerca, dispuesto a clavar sus dientes en la cara de Aart; quien no movió ni un músculo, sus ojos se rasgaron de igual forma, se oyó un golpe sordo y la mandíbula inferior de la quimera se quebró a la mitad, lanzando un chorro de sangre que se detuvo antes de tocar al Aker y explotó lanzando al monstruo hacia la ventana del autobús.

Una risa sofocada se escuchó en todo el vehículo, el pecho del viejo se infló para luego sentarse rápidamente, esparciendo gotas de sangre a su alrededor. La mandíbula quebrada colgaba de su cráneo roto, ambos pedazos bailaban por separado de forma desagradable.

―No crea que esto es todo, joven amo…

―Por supuesto que no, Grull.― rugió Aart en cuanto reconoció el sadismo en los ojos de aquella abominación cubierta de sangre.― Increíble que te hallan liberado después de todo…
El viejo rió sofocadamente otra vez antes de llevarse las manos al rostro y torcerlo con un movimiento brusco, lanzando un sonoro crujido. Poco a poco se oyeron crujidos por todo su cuerpo, sus brazos, manos y piernas se retorcían de forma espeluznante, como si, poco a poco, estuviese encajando las partes de su cuerpo en un macabro rompecabezas. Su cuello se alargó expulsando un líquido amarillento, que quemó el parachoques del autobús, a medida que este se inflaba y comprimía para dar paso a una babosa lengua gigantesca que pasó cómodamente por la abertura de su mandíbula, lamiendo la sangre que despedía de forma asquerosa y quitando trozos de piel. Una vez que lo logró y su cuerpo dejó de emitir sonidos secos, Aart logró ver por fin su verdadera figura: una especie de araña humana con cola de reptil y ojos rojos fijos sin párpado alguno, la cabeza estaba ladeada anormalmente, dejando que la larga y pútrida lengua se deslizara hacia el suelo esparciendo una gran cantidad de saliva burbujeante.

―Precioso…―farfulló Aart asqueado― Tu presencia siempre me causa unas increíbles ganas de vomitar…

―No puedo decir lo mismo, joven amo. Porque usted se ve realmente apetitoso…―la voz del viejo ahora era una mezcla rugosa de voces chillonas y gruesas que fácilmente aturdía a los oyentes.

―Ven a dar un mordisco entonces, infeliz…

Para este momento, el rostro de Aart había cambiado bastante. No quedaba rastro de seriedad alguna, la ira deformaba sus facciones dándole el aspecto de una fiera bestia de ojos amarillos, siseó y dejó que unos prominentes colmillos se asomasen por segundos. El chico apretó a la bruja hacia sí, tratando de tranquilizarla, hasta ese momento, no había dejado de temblar.

La Quimera, Gull, movió su asquerosa lengua hacia ellos con una rapidez insana, pero esta no pudo avanzar demasiado antes de partirse en dos repentinamente, el autobús se llenó por completo de sangre, la lengua de la criatura convulsionó unos instantes antes de caer inerte en el suelo. Unos metros atrás el Aker sonreía con la espada en alto, bañada en sangre.

―¡Maldito!―rugió Gull quien movió su cabeza para lanzar su lengua cercenada hacia las paredes del autobús haciéndolo inclinarse hacia los lados

―¡No seré tan indulgente como esa vez!―gruñó Aart a su vez, quien, a pesar del movimiento del autobús no se movía en lo más mínimo.

―Me han ordenado matarle, joven amo― la bestia intentó sonreír, o eso pareció, porque las comisuras rotas de sus labios se alargaron hasta llegar más allá de sus pómulos y la piel de estos se aflojó y calló al suelo como la hoja de un árbol, dejando ver un tramo de piel grisácea y escamosa.― Así que…
Rompió a reír al tiempo que golpeaba una y otra vez las paredes del autobús, la sangre de su lengua salpicaba todo con grandes y espesas gotas, mas el Aker permanecía inmune y cada vez que una de las gotas iba hacia él se adhería a una especie de escudo invisible y resbalaba por él, poco a poco, el autobús que aún se encontraba en movimiento, comenzó a balancearse con más fuerza, se inclinaba de forma pronunciada.

―Elly, no te asustes…―susurró Aart― Pero voy a tener que saltar y puede que…

―Estoy bien…―aseguró la bruja― Pero sigo sin poder…

―Shh….

El Aker esperó a que el autobús se inclinase hacia su izquierda y se abalanzó hacia la ventana, rompiéndola en pedazos, se dio la vuelta en el aire y con un movimiento de espada rompió el autobús en dos. El Aker, hábilmente giró en el aire y se apoyó en la rama de un árbol cercano, bajó de un salto y comenzó a correr con la bruja bien protegida en sus brazos, poco a poco, sus facciones adquirieron un aspecto mucho más humano pero sus ojos se resistían a cambiar.

Aart apoyó a Elly a los pies de un árbol al tiempo que se oía una enorme explosión tras él.

―Quédate aquí…―ordenó el chico― Ten esto…―buscó en su bolsillo un pequeño frasco color violeta muy oscuro― Bébelo con cuidado, en cuanto recuperes la movilidad, búscame…ya habré terminado.

―Pero, Aart…―se quejó Elly mientras el chico tomaba sus manos y la hacía sostener el frasco.

―Estaré bien, no te preocupes...Es sólo que…―alzó su muñeca derecha, el tatuaje se aclaraba con lentitud― Nos hemos alejado bastante de nuestro objetivo, Frandfort está hacia el este, y no podemos perder más tiempo…

Ella asintió.

―Si no te sientes bien, Elly entonces quédate aquí y vendré a buscarte…―dijo mientras se inclinaba y besaba su frente.― Envíame un hada si es así…

Dicho esto, se levantó y echó a correr, él sabía que Gull no moriría fácilmente, menos aún con el fuego de esa pequeña explosión (pequeña en sus términos de hecho, porque ya el hermoso bosque y la carretera se habían unido para formar una planicie con restos de autobús por todas partes). 

―Escóndete…―susurró el Aker una vez que llegó a los límites de la explosión, una luz amarillenta rodeó por completo la planicie y el humo que emitía la estancia se extinguió por completo. En las afueras no habría nadie que se percatara de lo sucedido.

Se escuchó un jadeo sordo y un neumático del autobús se propulsó en su dirección, en menos de unos segundos, se redujo a sólo un montón de trozos de caucho. Poco después la cola membranosa de la quimera atacó a Aart como si se tratase de una especie de lanza gigante, el chico la esquivó con facilidad sin percatarse que una de las puertas se estampaba contra su costado. Se oyó un crujido seco, y el eco del hueso roto resonó en la estancia mientras que la impertinente risa de la quimera tomaba auge con prepotencia.

―Muéstrate― ordenó el Aker con voz severa― Ten dignidad en los últimos momentos de tu vida, Gull.

―¿Dignidad, joven amo?―rió la criatura quien aparecía poco a poco escalando sobre los escombros, gruesas gotas de un líquido pútrido y oscuro salieron de su cuerpo recorriendo la roca donde se encontraba. Del viejo bigotudo no quedaba más que un ojo colgante y un trozo de frente, mientras que el resto era una chamuscada piel de reptil que no dejaba de sangrar.― Habla de dignidad cuando usted ha estado apareándose con uno de los seres que más odia… ¡JA!

Aart sonrió sin humor alguno.

―No puedes hablar demasiado, Gull.―dijo mientras avanzaba despacio, el brazo izquierdo del Aker colgaba inerte a su costado.― Cuando te han ofrecido a la bruja como recompensa… ¿O no es por eso que has aceptado? Si mal no recuerdo…ellas te hicieron…y a ellas las quieres…

Gull no emitió palabra alguna, pero sus ataques se volvieron mucho más desesperados, o al menos en apariencia, ya que el Aker continuaba avanzando amenazante, no parecía esquivar ningún ataque solo caminaba a paso lento. En cuanto pasó junto a la quimera, el flequillo de su frente se movió un instante, una vez que rebasó a la criatura, esta se abrió como una especie de flor macabra, expulsando todo su contenido y quebrándose en pedazos soltando trozos de carne negruzca que impactaban en el suelo soltando sonidos secos y viscosos, la sangre salía despedida, manchando todo cuanto podía; exceptuando las ropas del Aker, quien blandía su espada, limpiándola con un rápido movimiento de toda la sangre que la impregnaba.


El Aker, con una aspiración, se preparó para enfrentar a quien lo había estado observando. Cuando vio a su bruja a principios de la explosión con la expresión inundada por la seriedad, el chico leía en sus ojos el notable “pude haberlo terminado yo misma”, pero era evidente que el miedo a la extensión de la marca la frenaba…

Si supieras, Elly…, suspiró el Aker mentalmente mientras se acercaba a ella, quien hacía lo mismo con lentitud.

―¿Estas bien?― preguntaron al unísono.

No sonrieron, no hicieron nada más que observarse por unos instantes y asentir; visiblemente incómodos, se obligaron a seguir su camino en un silencio realmente agobiante. El Aker se preparó para romperlo, cuando la bruja deslizó su mano hacia la de él.

―Ese fue solo…el primer aviso ¿Cierto?― preguntó EllyXzabeth con voz seca pero al mismo tiempo preocupada.

―No.― respondió Aart en tanto apretaba la  mano de la bruja y la halaba hacia él.― Gull me estaba buscando, los contratos con Quimeras son directos…Como si se tratase de un poderoso Demonio, solo que son irremediablemente débiles…

―Pero ellos…sabían que tú podrías con él fácilmente…

Aart negó con la cabeza.

―Ya había hecho un contrato con esa Quimera antes, pensaron que no me alzaría en su contra. Pero Gull no recordaba que…―el Aker se detuvo, y se giró para sostener la quijada de Elly entre sus dedos…


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Elly observó el rostro del Aker, sus ojos verdes relampagueaban, intimidantes, efectuó una pausa significativa, en la que Elly pudo detallar la seriedad y belleza de su rostro, antes de continuar:

―Él no podía desear a las brujas que reclame como mías. O rompería el contrato inmediatamente…

Como suyas…, pensó Elly. Pero en seguida el Aker apoyó sus labios contra los de ella, saturando todos sus pensamientos y enfrascándola en la ya acostumbrada sensación de dicha y deseo contenido, sensación que no se prolongó demasiado, ya que el Aker se separó con lentitud de ella soltando un suspiro efuso, la bruja se sintió exasperada por un instante, hasta ahora no habían tenido un beso tan corto. Pero no podían permitirse el perder más tiempo.

Durante el trayecto procuraron no intercambiar demasiadas palabras, sólo lo necesario; sus diálogos se limitaban a unos cuantos “por aquí” “ven” “no te quedes  atrás”. A cualquiera esto le pudiese parecer un poco incómodo, pero para ellos no, estaban alertas, expectantes a cualquier peligro que pudiese asecharlos entre las sombras del bosque, se acercaban a Frandfort con una lentitud demasiado agobiante como para andar tranquilamente, pero no podían malgastar sus energías en crear medios de transporte mágicos, no podían buscar atajos porque corría el riesgo de que alguien los estuviese esperando.

Elly se devanaba los sesos buscando alguna forma de llegar rápidamente, cuando Aart se detuvo en seco, tomó a la bruja de la mano y la arrastró hacia  una especie de claro, los árboles se habían organizado de tal forma que formasen una especie de pasillo, por el que se extendía un malgastado camino de piedra.

― ¿Qué demonios…?― farfulló Elly.

―No lo sé. Mantente alerta, sentí el olor de las tuyas…

― ¿Y para qué demonios vamos directo hacia ellas, entonces, Aart?

―Necesitamos información. Espero que no tengas problema en que utilice mis métodos

―Claro que no…pero…―Elly se quedó pensando unos instantes.―No estamos perdidos ¿Verdad, Aart?

―Espero que no.―admitió él y le lanzó una sonrisa descarada.

Elly se quedó con la boca entreabierta, pero el chico no le permitió hacer ningún comentario, la haló con más fuerza hacia el fondo del pasillo de árboles hasta que llegaron a un enorme claro lleno de pastizal seco, rodeado de árboles de hojas gruesas. En medio del claro, estaba una pequeña capilla llena de enredaderas que EllyXzabeth reconoció en seguida…

―No hay nadie aquí, Aart― aseguró abrazándose al brazo del chico con fuerza.

― ¿Ell? ¿Estás bien?

Elly no supo si asentir o no, simplemente continuó enganchada al brazo de su amante, tratando de controlar todos los sentimientos que inundaban su mente. Los recuerdos comenzaban a afectarle con mayor intensidad a medida que se prolongaba su estadía en España.

El silbido y el olor a humedad de la lluvia aproximándose inundaron en ambiente, el chico abrazó a la bruja antes de preguntar:

― ¿Está bien si entramos? ¿O prefieres resguardarte en otro sitio?

―Mmmm…― Elly, dudosa, alzó la vista hacia su compañero. En sus ojos encontró seguridad, confianza y, por sobretodo, aliento.―Sí, mañana temprano continuamos…o cuando la lluvia pare.―añadió al ver la expresión de incomodidad de Aart.

―Está bien― convino el chico con una sonrisa.― Entremos…


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El Aker arrugó la nariz al sentir el fuerte olor a magia negra antigua proveniente de aquél extraño aposento, pero en segundos logró acostumbrarse, interesándose cada vez más en aquello que se extendía frente a él, tanto que no se dio cuenta del momento en que EllyXzabeth se quedaba varada en la entrada mientras él se ocupaba en avanzar.

Los asientos estaban llenos de cera de vela derretida, maleza y polvo. El altar estaba cubierto de espinas en su totalidad, mientras que el suelo a su alrededor estaba rodeado de velas a medio derretir formando un gigantesco círculo negro, cerca de los asientos, en un espacio entre ellos y el altar, estaba difuminado otro círculo mucho más grande, pero el polvo no dejaba ver las figuras exactas grabadas en el suelo de piedra. Todo estaba lleno de hojas y maleza, pero no había rastro de ningún animal, ni siquiera un insecto o una serpiente pequeña. Nada.

Aart pasó por encima del círculo, siempre detallando el suelo más no las paredes color crema con líneas de antorchas antiguas atornilladas en ellas. El Aker se agachó en el suelo y colocó la mano sobre el círculo, una luz recorrió la figura, expulsando un viento que azotó las ropas y cabellos del chico mientras levantaba todo el polvo de los alrededores, los ojos del Aker brillaban de un delicado ámbar mientras la luz que recorría el círculo arrasaba con todo lo que le impedía mostrar los símbolos y figuras que lo rodeaban.
El círculo gigantesco era en realidad la figura de una serpiente muy delgada que mordía su cola, en el centro de la serpiente, estaban dibujadas dos medialunas cruzadas, sostenidas por una especie de anillo con rayos, que a suponer del Aker, podría tratarse del sol. A los costados del círculo se extendían una especie de ramas entrecruzadas, llenas de espinas, ambas parecían apuntar a las paredes de aquella extraña capilla.

En tanto Aart, aún con los ojos color ámbar, pasó la vista a sus costados, detalló el marco de donde, a su suponer, se encontraban dos vitrales gigantescos. Pero de ellos no quedaba más que el marco de hierro y vidrios rotos, no se podía observar nada más.

― ¿Sabes qué significa, Aart?

La voz de Elly le hizo dar un escalofrío, la había olvidado por completo. El color de sus ojos cambió y la luz se fue apagando poco a poco. Negó con la cabeza.

―Las dos lunas― murmuró Elly mientras se arrodillaba y las delineaba con lentitud― Dos noches diferentes, en la que el sol es ocultado y en la que la luna brilla con todo su esplendor…El sol, siempre presente, aunque a veces oculto, rodeándolas, manteniendo el control. Por último, Ouróboros, la eternidad personificada, el infinito, como su poder.

―Este es el símbolo de las Grayas, ¿cierto?― adivinó Aart, tratando de recordar utilizando sus memorias del libro de su padre.

―Así es…―suspiró Elly― En realidad, es el Símbolo del Ojo.

―Ellas tienen su propia interpretación ¿No es así?― el tono que empleó la bruja fue lleno de resentimiento.

―Ellas dicen que representa toda la eternidad, que son ellas personificadas. Las dos lunas, son las menores, Dino  y Enio, presente y pasado. Mientras que el sol es la mayor, Penfredo, dueña del futuro.

―Y las tres juntas…

―Son dueñas de todo. Pero es pura falacia, su nombre es el eterno, al igual que El Ojo. No ellas…se llaman a sí mismas “Herederas” cuando no son más que bazofia…

―Ell…―susurró Aart a modo de consuelo.

La chica se levantó y corrió a sus brazos, el chico la envolvió con dulzura al tiempo que la lluvia se escuchaba en las afueras. Buscaron  dentro de  la detraída capilla y encontraron una pequeña habitación donde, a suponer de Aart, antes guardaban todos los implementos para las invocaciones y ceremonias. El chico esperaba pacientemente a que Elly le diese alguna explicación, pero la chica no parecía querer tocar el tema.

La bruja restauró la habitación y creó con un hechizo sencillo una pequeña cama para ambos, nada muy lujoso y sumamente pequeño. Era muy dificultoso hacer todo lo que quería en ese pequeño espacio, por lo que no pasó mucho tiempo hasta que se dispusieron a dormir un buen rato o al menos Elly recuperaba horas de sueño…

…Acostada boca abajo, con su espalda completamente desnuda. La melena negra se perdía por la almohada y amenazaba con cubrir su rostro, hundido en la almohada, en su totalidad. Aart, con delicadeza, quitó el mechón de cabello y detalló su rostro dormido, la bruja contrajo la expresión levemente mientras su piel se erizaba, el Aker observó la piel de la bruja, su espalda, la marca difuminada; suspiró y tomó la sábana para cubrir a su compañera.

Aart observó la estancia oscura y encendió una pequeña luz evitando molestar a Elly. Para el Aker, estar estancado sin recopilar una buena cantidad de información era un verdadero fastidio, por lo que tomó el libro de su padre como no lo había hecho en semanas y se dispuso a buscar, en primera estancia, quería saber más sobre las Grayas, pero el libro parecía tener una especie de marca páginas. Abrió el libro en esa página sin mucho interés, ya tenía una pequeña idea de lo que podría encontrar.

Era un pequeño sobre con su nombre escrito en él.

Aspiró una buena cantidad de aire y se fumó uno de sus cigarrillos especiales antes de disponerse a leer; tomó el sobre y lo abrió con rapidez, sólo había un pequeño papel en blanco. Lo hizo girar varias veces hasta que poco a poco se formó un escrito:

Hermano, no te deshagas de esto. La segunda fotografía aparecerá cuando estés listo.


El Aker giró el papel nuevamente al tiempo que pequeñas gotas de tinta comenzaban a aparecer, recorriendo todo el papel y poco a poco, formando una imagen definida: era un vitral en el cual estaba dibujada una mujer semidesnuda vista desde atrás con una especie de tatuaje que recorría su espalda, la parte de debajo de su cuerpo estaba cubierto por una especie de sábana blanca, su rostro estaba por completo cubierto por una espesa melena negra.
Aart observó la fotografía unos cuantos segundos más mientras encajaba las piezas en su mente…

…La marca mortal en la espalda de aquella mujer era sólo una diluida imitación de cómo era en realidad, no obstante, lo que más le intrigaba al muchacho de aquél vitral eran dos cosas: primero,  el color del fondo, rojo oscuro, como si su aura estuviese cargada de sangre y segundo, la postura de la chica, gacha, como si estuviese sumergida en la más profunda desesperación….

Pasó la vista hacia el rostro de Elly, quien dormía profundamente a su lado.

Él, conocedor parcial de todo lo que acarreaba el pasado de la bruja, no podía imaginar el sufrimiento por el que esta tuvo que haber pasado, a pesar de que, sabía, ella era total e irremediablemente culpable de todo lo que había hecho. El Aker se acercó a su amante y besó su frente con dulzura; ella abrió los ojos y sonrió, pero en seguida el gesto desapareció de sus facciones al ver la fotografía que Aart sostenía en su mano.

―Supongo que tengo mucho que contarte.―susurró.
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TBW Capitulo 13: Obstáculos


XIII


Obstáculos

Elly aún no podía creer lo que estaba sucediendo.

Ya no recordaba un solo día en que Aart y ella no estuviesen corriendo lejos de algún ser extraño que aparecía de la nada. Exprimía su cerebro con rotundidad buscando el día en que salieron de Londres…

…Todo había ido con total normalidad, ella y Aart habían desayunado juntos, tomado un baño y salido del apartamento con una expresión tranquila en sus facciones. En su cuello colgaba la pequeña esfera de oro, que contenía a Berith, atada a una delicada cadena del mismo material. Subieron a la camioneta, Aart la puso en marcha y…algo golpeó el techo con fuerza.

La niebla, común en Londres, había cerrado por completo su salida. Todo estaba teñido de blanco, EllyXzabeth se sentó en la ventana al tiempo que Aart aceleraba sin saber a dónde se dirigía, escupió el hechizo en dirección a la asquerosa criatura que daba fuertes golpes al techo de la camioneta y esta quedó sumida en cenizas en menos de un segundo tras soltar un chillido espantoso.

―¿Estás bien?― preguntó Aart una vez que Elly regresó al asiento de copiloto.

―Ni un rasguño― aseguró― ¿Sabes a dónde vas?

―No.

―Qué consuelo.―suspiró.

Aart puso los ojos en blanco al tiempo de que la niebla se esfumaba unos instantes. La expresión de ambos se horrorizó, el color huyó por completo de sus rostros.

―No…―dijeron al mismo tiempo.

―Da la vuelta― dijo Elly inmediatamente.

―No dará tiempo― dijo el chico negando con la cabeza― Has algún hechizo.

―¡¿Qué?¡ ¡No puedo hacer nada contra esas cosas! ¡Son demasiadas!

―¡¿No eres una bruja?! ¡Algo se te tiene que ocurrir!

―¡¿Y tú?! ¡Tú tienes mucho más poder que yo, Aart!

El chico tragó en seco. Sólo tenían unos segundos antes de enfrentarse a lo que habían visto.

―¿Sabes nadar, Elly?

―Me estas jodiendo…―lo miró unos instantes, seguía pálido― No me estas jodiendo ¿Verdad?...― él se encogió de hombros― ¡AART!

Algo golpeó el vidrio de la camioneta y la hizo girar en círculos.

Ese fue el primer impacto, sólo una leve advertencia.

Lo que habían visto, lo que tanto les preocupaba, es que la niebla los había arrastrado hacia otro lugar y se dirigían directamente a la punta de un enorme risco que dejaba con dificultad la vista al mar. Algo muy hermoso en verdad, claro, para quien le gusta un ambiente tétrico; teniendo en cuenta la gran cantidad de seres antropomorfos que los esperaba en el cielo y a los costados del estrecho camino de roca. Esos seres enormes batían sus alas con pereza, dejando que una especie de líquido espeso se esparciera por su alrededor pudriéndolo todo.

Dentro de la camioneta, que había dejado escapar uno de sus faros, estaban Aart y Elly inmóviles y jadeando. Se miraron unos instantes, aspirando una buena cantidad de aire. Por favor, pequeña, colabora…, pidió a la marca de su espalda, inocente de que ahora la poseía el chico a su lado…


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No te desmayes, no te desmayes, no te desmayes…

Pensaba Aart una y otra vez al tiempo que le tendía rápidamente todas sus cosas a Elly y ella las colocaba dentro de una bolsa que se achicó hasta que se transformó en un pequeño dije que la bruja se colocó en el cuello junto a la pequeña bola de oro.

Quizás, debía haberlo pensado dos veces antes de quitarle la maldición a la bruja esa misma mañana; quizás si sólo no se hubiese dejado llevar por aquel inexplicable impulso, no estaría tan exhausto como ahora, quizás…

―Aart― llamó Elly― No nos darán más tiempo…


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Aart volvió a tragar en seco, pero dejó escapar una sonrisa.

Se apearon de la camioneta al mismo tiempo, cada uno por su lado. Elly sintió el aire salado y dejó que el suave viento recorriese su rostro, al cabo de unos segundos sus ojos habían adquirido un tono plateado y su cabello ondeaba pausadamente a su alrededor, una ola de luz blanca recorrió su brazo Y descendió hasta el suelo como si fuese una larga serpiente.

―Espera…―susurró Aart, cuya respiración cada vez se volvía más pausada. La bruja observó de reojo como sus ojos se coloreaban de ámbar y sus pupilas se alargaban.

Los seres infernales se acercaban a ellos, sus rostros humanos parecían ansiosos. De sus bocas salían grandes cantidades de saliva que recorría sus cuerpos semiemplumados y repletos de oscuras venas que se levantaban debido a la tensión de sus músculos. Uno de ellos, inesperadamente, lanzó un chillido ensordecedor.

Las cosas se abalanzaron sobre Aart y Elly, esos atacaron de inmediato. Aart alzó la espada y las blandió contra los seres propulsándolos lejos, pero no servía de nada, se volteaban en el aire y volvían a atacar. El chico se esforzaba por lanzar hechizos rápidos con una mano mientras que con la otra hundía la espada en sus cuerpos putrefactos y la sacaba con dificultad debido a la gran viscosidad que colgaba de ella en largos y finos hilos.

EllyXzabeth en cambio, no era tan “profesional” agitaba la serpiente de su brazo con agilidad, envolviendo a todos los seres que podía y los destrozaba en el aire, las partes de sus cuerpos despedían una gran cantidad de líquido negruzco al caer al suelo pedregoso salpicando todo a su paso. Continuaba agitando la serpiente tratando de abrir un camino entre aquellos seres y el precipicio, pero era una tarea muy dura de llevar a cabo, ya que los seres se esforzaban por duplicarse.

―¡DEMONIOS, ELLY!― gritó Aart al tiempo que empalaba a dos de los seres que lo atacaban y otro se abalanzaba sobre él tratando de arrancarle el hombro con los dientes.― ¡AHG!―rugió en cuanto le dio una cabezada al molesto demonio y este le quitaba una buena cantidad de piel― ¡UTILIZA LAS DOS MANOS!

―Pero…―dudó preocupada de que la marca se extendiera otra vez.

―¡CONFÍA EN MI ELLY!― gritó Aart esquivando a una de las cosas y aplastando su cabeza con el pie― ¡NO TE PASARÁ NADA! ¡LO PROMETO! ¡AHG! ¡SUELTAME, DEMONIOS!― rujió en cuanto uno de ellos le agarró la pierna, lo pateó con audacia y clavó la espada en su sien.

Miró a Elly, sus ojos, ahora verdes, parecían cansados pero al mismo tiempo pedían a gritos que confiara en él. Ella suspiró y extendió el hechizo un poco más, hacia su otra mano, solo que esta vez se enrolló alrededor de su antebrazo la cola de una gigantesca salamandra de fuego brillante, rápidamente, con un solo movimiento audaz Elly abrió un túnel de fuego puro por entre los demonios …

…Algo haló su brazo, empujándola a través del túnel, la envolvió en sus brazos y  la obligó a saltar al precipicio…

Sintió el impacto del agua helada después de estar unos minutos en el aire, asimilando lo sucedido. Una vez que logró salir a la superficie, se encontró con los ojos verdes de Aart que la observaban impacientes, un minuto después una ola los azotó, el Aker la sostuvo con fuerza y al tiempo que la sumergía. Trató de ayudarlo a acercarse a una roca, pero el frío contrajo sus extremidades, él, con una extraña habilidad, logró sostenerse de la roca y salió a la superficie con dificultad, sin dejar de sostener a Elly.

La subió a la roca con él. Ambos temblaban.

―¿Estás bien?― preguntó el chico observándola de arriba abajo― Estas sangrando…―susurró tocando su hombro con delicadeza.

―N…n…no es nada― jadeó a modo de respuesta― Tu…

―Estoy bien. Ya han comenzado a sanar…― dijo con confianza enseñándole su brazo que no tenía más que un rasguño pero la camisa estaba destrozada; además, parecía bastante cansado― Ven acá…estás temblando demasiado.

La envolvió con sus brazos, la diferencia de temperaturas la abrumó. Elly se sentía contraída, incapaz de moverse debido al potente frío que calaba sus huesos, mientras que Aart había recuperado por completo su temperatura normal y dejaba de temblar poco a poco.

―¿N…n…no nos se…s...seguirán?― preguntó la bruja, incapaz de controlar el temblor de sus labios.

―No.―aseguró Aart― Le temen al agua…―miró a Elly quien lo observaba con preocupación― Estoy bien, tonta― sonrió con confianza― Estoy acostumbrado a estas cosas.― se aferró a él aún más, escuchando los latidos de su corazón, estaba bastante acelerado― Ven, intenta levantarte…debemos salir de aquí.

Aart acarició el brazo de Elly con fuerza, tratando de hacerla entrar en calor. Saltaron, con mucha dificultad debido a la proximidad de sus cuerpos, hacia una especie de cueva fría.

―Seguimos en Inglaterra…―susurró Aart, mientras apretujaba aún más a Elly― Tenemos que encontrar una forma de salir de aquí…

―Entiendo.― suspiró separándose de él― Quizás… sé una― miró de reojo su brazo antes de seguir― ¿Lo sanaste?― él se encogió de hombros, recostándose de la pared de roca― ¿Aart? ¿Estás bien?― tocó su rostro con preocupación, pero él no hizo más que reírse.

―Sí, sí…―suspiró entre risas― Ya sácanos de aquí…

Elly se lamió los labios, renuente.

―Necesito tu ayuda, Aart. Es de transporte…―miró el agua.

El chico lo pensó unos instantes antes de negar con la cabeza.

―Busquemos un lugar para dormir…―Elly lo observó con los ojos como platos.― Estoy bien, pero…―divagó.―  Tengo que aclarar unas cosas antes… además de descansar un rato…

Elly comprendió que Aart trataba de restarle importancia al asunto y la verdad es que parecía bastante fuerte. Pero sus ojos se veían algo cansados, no entendía el por qué ya que Aart parecía tener mucha más resistencia y experiencia que Elly; quien estaba imposibilitada debido a la marca en su espalda.

Al cabo de un rato siguieron hasta el fondo de la cueva, más allá había una especie de playa; pero la humedad hacía que todo se viese gris y turbio. Elly hizo un hechizo sencillo y una pequeña cabaña de madera de una sola habitación  sumamente humilde apareció en medio de aquel terreno arenoso.

Aart no le dio tiempo a Elly de dar explicaciones, entró a la cabaña y se acurrucó en la cama, la bruja lo observó dudosa y visiblemente preocupada. Al final se arrodilló junto a él, observándolo detalladamente mientras cerraba los ojos; parecía luchar contra el sueño, así que comenzó a acariciar su cabello húmedo con dulzura hasta que se sumió en un sueño profundo y calmado.






Elly recordaba lo sucedido aquella vez, aún incrédula. Mientras acariciaba el cabello de Aart quien dormía sobre su pecho tranquilamente.

Hacía ya un mes desde el día en que comenzaron el escape constante, no habían logrado salir de Inglaterra aún, la  niebla los había arrastrado a una zona sellada por alguien bastante habilidoso. Tuvieron que caminar por días hasta que consiguieron un tren que los llevaría hacia otro puerto…al lado opuesto del país. En ese momento se encontraban en un motel a un kilómetro del barco que los llevaría a España.

Los dos se reprochaban desmedidamente la imposibilidad de viajar en un avión de primera clase o incluso hacer un tour en Ferri...Pero eso era una especie de imán para aquellos seres horripilantes y peligrosos. La prueba de ello eran los rasguños en los brazos de Elly y las innumerables cicatrices en el cuerpo de Aart…

…Quien se revolvió y se levantó con lentitud, con una sonrisa molesta y sarcástica en el rostro.

―¿Ya te sientes mejor?― preguntó Elly delineando la cicatriz en el cuello del chico, quien ponía los ojos en blanco y se inclinaba para besar el cuello de la bruja.

―Si quieres te lo demuestro, cariño…

Elly se echó a reír.

― ¡ey! ¡Es en serio, Aart! ¡Quita la mano de ahí!

El chico suspiró.

― ¿No has aprendido aún?― sus ojos verdes parecían acusadores― Estas cosas no duelen.― Señaló las líneas rojas de su cuello― Y sanan muy rápido, además no estaba cansado…Sabes que odio caminar.

Hizo un puchero al que Elly correspondió con una sonrisa. Aart, desde aquella vez, no se había mostrado ni cansado, ni débil, ni tan dudoso al enfrentarse a esas cosas. Al contrario, siempre era muy diestro, podría acabar con diez de ellos con facilidad sin que Elly moviese un solo músculo, por un tiempo, la bruja pensó que era por haber hecho el amor el día anterior, pero no; hasta tenía mejor disposición cuando se acostaban recientemente. La bruja no concebía el hecho de haber observado tal flaqueo…

…Pero no podía seguir hundida en sus pensamientos, teniendo en cuenta de que aquel chico le estaba quitando la ropa interior…


Elly observaba su espalda cada mañana, la marca seguía allí. Pero por alguna razón había perdido algo de color, no obstante, Aart no hacía ningún comentario al respecto y no le daba mucha importancia; habían conseguido enseñarse diversos trucos mutuamente, así como ejercer un control absoluto sobre Berith quien seguía sellada dentro de la esfera. 

Salieron del motel, escabulléndose, como siempre.

―Vamos, no mires atrás.―susurró Elly arrastrando a Aart.

―Los viste ¿no es así?―dijo con un ápice de seriedad en la voz.

―Los sentí…Son de los tuyos ¿cierto?

―Hacer el hechizo ahora es muy peligroso.― aseguró, parecía leer la mente de Elly.

―Pero no llegaremos una vez que me huelan.

Lo pensó unos instantes.

―Está bien…―suspiró.

La bruja atrajo al Aker hacia sí y se concentró, no había la palabras claves para ese hechizo. Pero necesitaba mucha energía y trabajo en equipo. Sólo una visualización: el barco hacia España…

…Una ráfaga de viento los rodeó con suspicacia, pero sólo duró unos segundos, sus pies se levantaron del suelo, sus cuerpos se unieron en un remolino difuso de color blanco. Se oyó un rugido y un gemido de dolor…

Ambos se encontraban en el suelo de un camarote, el golpe hacía que sus oídos zumbaran con intensidad.

―El peor transporte de la semana.―se quejó Aart levantándose, en su brazo había un gran raspón color rojo.

―No lo puedo negar…―suspiró Elly quien tenía un raspón parecido en el hombro.

El barco ya estaba en marcha, dejaban atrás a Londres y a todos los peligros que no tardarían demasiado en seguirlos. Con un suspiro, Aart se acercó a la cama y se sentó; Elly se mantuvo de pie con los brazos cruzados.

―Te dije que tarde o temprano nos encontrarían― dijo Aart.― Aunque sea, aquí estamos a salvo…o eso espero.

―No podremos quedarnos en España por mucho…

―Por supuesto que no…Pero tenemos que averiguar muchas cosas…

― ¿Qué tienes en mente?

Frandfort, hay una zona llena de…

―Convictos, condenados y traidores― Elly aspiró una buena cantidad de aire― Sí, podríamos esconderlos. Pero, Aart, entiende que el asilo es esencial.

―Ya te lo dije, además de ti…

―No piensas relacionarte con otra bruja, lo sé, lo sé… Pero no digo que busquemos asilo con ellas, existen muchas que nos traicionarían. ¿No conoces a nadie…?

―La verdad es que no.― suspiró pasándose una mano por el cabello― Pero si amenazamos a alguien o nos hacemos pasar por simples visitas…

Elly tragó en seco.

―Nos han contado historias de ese lugar.― la chica palideció mientras hablaba.

―Hey… No te preocupes.― el tono comprensivo de Aart, de alguna forma, no lograba tranquilizar a Elly, no sin antes…―Ven acá.

El Aker se levantó y la envolvió en sus brazos; haciendo que la confianza y un calor indescriptible recorriera su cuerpo. Alzó la vista para ver los ojos de Aart, sus preciosas esmeraldas verdes sonreían a pesar de la seriedad expresada en sus labios, la bruja se alzó para apoyar por unos segundos sus labios sobre los de él. Salieron de su camarote para caminar un rato por el barco, tal tranquilidad sólo podría pagarse con todos los encuentros inoportunos que les esperaba en España…


14 oct 2011

Ilusión

Viviendo en una ilusión, detrás de una máscara de yeso y oro, detrás de un rostro falso donde nadie ve la verdad, donde cada vez queremos acercarnos más...Pero no somos nada, no soy nada, sólo soy el reflejo de una ilusión con un rostro pétreo sin cambios, sin nadie detrás a quien revelar. 

No soy nada. 
No soy nadie. 
Soy sólo el vacío que se acerca a ti y muere por tocar tus fríos labios. No somos nadie, no somos nada, solo el reflejo una triste ilusión en nuestros corazones. 
Y aquí estaremos por siempre, sin sentir nada más que el cruel vacío de nuestro interior; tratando, sin movernos un milímetro, de acortar la distancia que nos separa. De poder, al fin, tener ese cuerpo y esa sustancia tan deseada. Pero seguimos sin ser nada. 
Basta con ver la situación desde otra perspectiva, para saber que estamos demasiado lejos como para encontrarnos. Demasiado lejos para que siquiera te dieras cuenta de que estoy aquí observándote desde lejos, sintiendo el mismo vacío que tú sientes. 
Pero no puedo estar contigo. 
No con esta distancia tan pronunciada entre nosotros, no con ese gran espacio sin fondo que nos separa. 
No tengo rostro, no tengo cuerpo, no tengo nada más que el vacío de mi interior. 
No tengo nada más que esa falsa ilusión de cercanía a la que estoy obligada a vivir por toda la eternidad.



21 sept 2011

Obsesión: El Nacimiento de los seres de Sangre.


Nuestras miradas se encontraron una vez más.
Habíamos intercambiado una buena cantidad de besos antes de que por fin nuestros ojos volvieran a detallar nuestros rostros.
 Éramos uno solo.
¿O no era así?
Yo solo era una sombra reflejada en su pecho y él un dios omnipotente que me observaba como si su mundo girara a mi alrededor. Él era tan hermoso, yo no era nada sin él.
Éramos dos personas diferentes.
Unidas por pasiones distintas.
Nos separamos en un segundo, nuevamente, nos escondimos detrás de nuestras armas. Él su cámara de enorme lente y yo mi lienzo y carboncillos….
Él era perfecto, el modelo perfecto para retratar en todo sentido, su rostro anguloso, su nariz perfectamente perfilada, sus labios cincelados. Perfecto,  no había otra palabra con la cual podía definir al hombre frente a mí: sus pectorales, brazos, piernas, sexo…todo era de una proporción exacta…
¿Por qué entonces no podía retratarlo?
Por más que lo intentara, por más bocetos que delineaba, no podía plasmar en los cuadros esa perfección tan característica de su persona. Tan hermoso, tan perfecto, tan atípico…
No podía hacerlo, no podía por más que lo intentara. Pero entre más hondo era el agujero de mi fracaso, mayor era la motivación con la que intentaba salir de él. Tomé el lápiz con delicadeza, mi corazón latía con rapidez, tracé una línea en el lienzo…
…No estaba bien.
Con tan sólo tener esa línea en el fondo blanco, sabía que lo que siguiera intentando no iba a llegar a nada. Sólo era una línea, pero era una línea imperfecta, no quería bocetos imperfectos, ya tenía demasiados de ellos.
Ya tenía bosquejos de sus pies, sus manos, su torso… de todo. Pero sólo servían de guía para no equivocarme nuevamente, las sombras no estaban colocadas de la forma correcta, no tenía la vida suficiente, los vellos de sus cejas no tenían el número exacto, el lápiz no era lo suficientemente fino o el carboncillo no era lo suficientemente grueso.
No estaba bien. No lograba hacerlo bien.
Tomé el borrador, y desaparecí la débil línea del lienzo.
Comencé a desesperarme, frente a mí el lienzo en blanco y más allá su ceño fruncido.
 Entorné los ojos, podía detallar cada gota de sudor que recorría su piel blanca arena, que recorría su cuello fuerte y esbelto, y que resbalaba por su barba naciente. El color ceniza de sus cabellos, eso era lo que me encantaba de él, recorrí cerca de cien tiendas buscando la tonalidad perfecta para su cabello y aunque logré conseguirla, jamás había podido utilizarla.
Su rostro era algo difícil de bosquejar, era uno de sus atributos más cuidados y no podía darme el lujo de equivocarme, sobre todo con sus ojos gris azulado.
Eran grises, sin duda. Aunque todos dijeran lo contrario “son azules” “verdes”.
¡NO! ¡ERAN GRISES!               
Había pasado semanas observando esos ojos, a la luz del sol, del amanecer, del anochecer…y estaba segura del tono grisáceo que los identificaba.
Decidí comenzar entonces por sus ojos.
Tracé un círculo, luego otro, poco a poco le fui dando la forma alargada y redonda que los caracterizaba….Pero no, no eran reales…
Esos ojos eran falsos.
Todo en mi dibujo era falso, no era él, no lo era, jamás lo será.
Pero no por eso debía rendirme.
Tiré el lienzo y tomé otro. Comenzaba otra vez…
Mi corazón iba ascendiendo su ritmo, mi cuerpo se estremecía. Mis manos temblaban incontrolablemente mientras conseguía darle forma. Estaba emocionada, quizás lo conseguiría, era hermoso, sería hermoso, podría lograrlo, su cuello, su quijada, su pecho, todo estaba allí todo…
Gemí.
No era así, el lienzo no era del tamaño suficiente. No podía terminar sus piernas.
De hecho, ahora que lo detallaba, no estaba nada bien. Seguía sin ser real, las sombras no eran lo suficientemente oscuras, no podía sentir su cuerpo si no las hacía de la forma correcta. Decidí, a pesar de todo, no rendirme con ese boceto. Me levanté hacia donde él estaba, y toqué sus brazos y su cuello. El contacto era cálido y enternecedor, él no se movía, estaba limpiando el lente de la cámara…
…Regresé a mi lugar y pasé mis manos por el lienzo tal cual lo había hecho con él, intentando imitar la profundidad con el tacto. No sólo usaba la yema de los dedos, si no el dorso de la mano e incluso la punta de cada uña.
Alcé la vista, él tenía la lente apuntando hacia mí.
Lo ignoré, habían líneas sangrantes en sus brazos que no había detallado antes.
En mi dibujo no habían líneas rojas.
Tendría que hacerlas, tendría que comenzar de nuevo.
Tomé otro lienzo.
-.-..-.-.-.-.-…-.-.
Nuestras miradas se encontraron otra vez.
¿Es que acaso éramos uno solo?
No, no era así.
Yo solo era un plebeyo a la sombra de aquella reina.
Y ella era hermosa, la forma en que sus cabellos se mecían en el viento, como su sonrisa iluminaba todo cuando reía, la forma seductora y ondeante de su precioso cuerpo. La perfección de sus hombros, el ángulo preciso que describía su rostro, la ola sensual que pronunciaba su perfil.
Era hermosa, era mía y era perfecta.
¿Por qué no podía fotografiarla?
Cada vez que disparaba, me encontraba con una imitación penosa de lo que mis ojos detallaban. No importaba el ángulo en que me colocara, en cuanto la miraba era ella, hermosa, pero a través del lente todo cambiaba, la pequeña imagen en la cámara era distinta.
Había intentado de todos los ángulos posibles, había experimentado con todo tipo de iluminación.
Pero no podía conseguir que mi Reina quedara plasmada en las fotografías. Nada funcionaba, nada...
Quería poder tomarla cuando tenía esa expresión tan hermosa. ¡Esa! Cuando tenía el lienzo frente a ella, cuando pasaba sus manos temblorosas y ansiosas por el papel.
Todos dicen que esa expresión es extraña, que es atemorizante. Pero están equivocados…
¡NO LA HAN VISTO COMO YO! ¡NO HAN DETALLADO ESA BELLEZA A PROFUNDIDAD!
Mi lente se dirigía a ella una vez más, intentando captarla en ese momento. En el momento cuando vibrara de excitación….
Muchas veces la había capturado, pero el segundo en que me tomaba en apretar el disparador, su expresión cambiaba radicalmente. Tomando una escena diferente.
¡Yo quería esa!
Seguí intentándolo mil veces más. Era el lente, el lente no estaba lo suficientemente limpio, no tenía la graduación adecuada. No estaba bien, tenía que cambiarlo. Quité el lente y le apunté otra vez, sin haber disparado, me daba cuenta de que no era el lente correcto.
Lo cambié otra vez sin tomar la foto.
No estaba bien, algo faltaba, ¿Qué faltaba?
La detallé unos instantes, se había acostado en el suelo y seguía pasando sus manos por el boceto.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente; ¡Era la luz! ¡No había suficiente luz como para que la foto tomara la calidez necesaria! Me acerqué a ella, aún con la cámara en la cara. Sí, definitivamente, necesitaba más luz.
Tomé la lámpara y la coloqué cerca de su espalda.
Me preparé a tomar la foto, esta vez sí que era el ángulo correcto.  Disparé una y otra vez, tan rápido que no conseguía levantar el dedo totalmente.
Observé las fotos rápidamente. Lo había conseguido.
Estaba contento, la tenía ahora enmarcada. Mi corazón batía contra mis costillas y mi cuerpo soltó un estremecimiento de dicha y placer.
¡Demonios!.
No había captado su cuerpo completo, y ahora que lo  analizaba con profundidad. El tono de su espalda había cambiado, pasé las fotos rápidamente, cada vez estaba más roja.
No había fotografiado la espalda con esa tonalidad.
Tenía que tomar la foto otra vez hasta tener el tono correcto.
.-----{-{----{-

Nuestras respiraciones se estaban agitando cada vez más. Inundando la habitación de resoplidos cansados…
Poco a poco, el sonido de la cámara y el de los lápices se detuvo.
Teníamos que comenzar todo otra vez. Teníamos que acercarnos y reconocer nuestros cuerpos otra vez para que nuestras pasiones pudieran tener el alimento necesario.
Éramos uno solo.
Un solo ente en un todo modificado, un solo corazón latiendo apresuradamente, una sola respiración agitada que rompía el silencio con aspereza.
.-.-.-.-
¿Por qué entonces no podía retratarlo?
-.-.-.-.-.
¿Por qué entonces no podía fotografiarla?
-.-.-.-.-.
¿Por qué era tan difícil plasmar lo visto en nuestros ojos, procesado en nuestro corazón y absorbido por nuestra alma?
¿Por qué no podíamos dejar que nuestras pasiones se unieran en una sola como nosotros?
Porque somos diferentes.
Porque todo es diferente.
.-.-.-.-.-
¿O quizás…?
.-.-.-.-.-
Eso se debe…
.-.-.-.-
¿…A que aún no éramos uno solo?
Teníamos que conseguirlo entonces, ser uno solo para que así nuestras pasiones reflejaran lo que nuestros ojos observaban…
Pero ¿Cómo podríamos lograr eso?
Lo pensamos unos instantes, hasta que vimos las marcas en nuestras pieles.
Debíamos ser uno el reflejo del otro, como si de un espejo se tratase, sentir el mismo dolor, sentir la misma pena. Para así ser mas allá de reyes o dioses, ser algo más que divinidades, ser un ser único, hermoso…
Ser  Perfectos.
Teníamos que ser perfectos, por eso nuestras marcas tenían que ser perfectas, teníamos que tener detalles iguales en nuestras pieles, detalles perdurables…
Teníamos que fundirnos en uno solo.
Comenzamos a marcarnos, tal cual veíamos el cuerpo del otro,
No, no “del otro”
Éramos uno.
Era mi cuerpo, era mi sangre, era mi reflejo.
Era mi sangre…
Nos miramos detenidamente. Podíamos ser uno, unidos por un lazo irrompible. Un lazo de sangre.
¿Eso acaso era posible?
Debíamos averiguarlo.
Tomamos un lápiz y lo afilamos.
El lente de la cámara lo rompimos en pedazos.
Trazamos una línea profunda en nuestros pechos, esperamos a que el líquido saliera lo suficiente y pasamos nuestras lenguas por la herida, el sabor a óxido y sal nos deleitó por  un instante, continuamos el proceso, ascendiendo poco a poco, hasta que nuestras lenguas se encontraron y saboreamos el sabor de nuestras bocas.
Poco a poco nuestra vista se fue esfumando, a pesar de que el movimiento de nuestros rostros no cesaba.
Caímos al suelo sin dejar de besarnos, el líquido caliente ahora impregnaba nuestros cuerpos, el frío intenso hacía que ciñéramos nuestros brazos….
Poco a poco el movimiento de nuestras bocas fue cesando,
Ya no podíamos ver, ya no podíamos movernos, pero sí podíamos oír.
Una puerta se abrió y un grito estrangulado hizo eco a nuestro alrededor.
En un instante, el sonido también se escapó…
…. al igual que nuestra consciencia.


Cuando despertamos no éramos los mismos.
Podíamos ver nuestro reflejo frente a nosotros, teníamos un color bastante peculiar. Algo pálidos y los labios amoratados.
¿Qué nos había pasado?
Juntamos nuestras manos, eran cálidas a nuestro contacto, pero de alguna forma exhalábamos frialdad.
Al mirar a nuestro alrededor no había más que tumbas y fría niebla. Estábamos en un cementerio.
Ya han despertado. Maravilloso…―dijo una voz a nuestra espalda. Era un chico bastante apuesto, pero no tanto como nosotros. En su sonrisa dejaba ver un par de grandes colmillos― ¡Vaya forma que han conseguido para convertirse! ―rió― ¡No creí que fuera posible dejar su humanidad de esa forma…! Pero eso no importa, siempre doy la bienvenida a nuevos camaradas…―divagó. ― ¿Cómo se llaman?
―No tengo nombre― respondimos.
El chico frunció el ceño unos instantes. Luego estalló en carcajadas.
― ¡Ya veo, ya veo! ―farfulló entre risas― Así que fue su obsesión los que los  sumergió en la obscuridad…realmente peculiar―asintió.
―No entiendo ¿Qué ha pasado? ―preguntamos, abrazándonos a nosotros mismos. ― ¿Qué es todo esto? ¿Quién eres? ¿Y por qué estoy aquí? 
―Espera, espera…―alzó las manos― Una pregunta a la vez. Primero, mi nombre es Karón y  segundo,  que es lo que realmente importa: ya no eres humano. ―sonrió con la mirada― ¿Tienes hambre verdad?
Tratamos de disimular el hecho, pero la verdad era que sí, teníamos un hambre creciente. Pero nuestras bocas sólo ansiaban el sabor que habíamos sentido poco antes de desmayarnos, ese deleite de óxido y sal…queríamos…
―Sangre―susurramos.
Karón asintió.
―Ven…―extendió una mano hacia nosotros― Te llevaré a comer…ehh…creo que primero necesitas un nombre― efectuó una pausa, pensándolo por unos instantes― ¿Qué tal Ossessio?
El estallido de su risa quebró la noche y el halo de desconfianza se extendió sobre nuestro cuerpo. Pero no teníamos opción, teníamos hambre y no sabíamos a dónde ir. Así que lo seguimos sin preámbulos, sumergiéndonos cada vez en la profunda obscuridad…
…Obsessio sería nuestro nombre de ahora en adelante y teníamos que aceptarlo tan bien como habíamos aceptado la perdida de nuestra humanidad.
Después de todo, éramos uno ahora y eso era lo que verdaderamente importaba.




Habíamos logrado ser perfectos