17 dic 2011

TBW Capitulo 14: Frandfort


XIV

Frandfort

En cuanto sus pies tocaron tierra, Elly sintió como un peso enorme se liberaba de sus hombros. Estaban lejos de Londres, de Inglaterra, de todo…O al menos eso creía.

―Elly, ¿Estás lista?― murmuró Aart colocando una mano en su hombro y deslizándola hacia su mano con suavidad.― Sigues temblando…

EllyXzabeth  no había podido dormir muy bien la noche anterior; por alguna razón, las pesadillas que habían parado hace muchísimo tiempo tomaron auge en cuanto se acercaron a los límites de España; además el frío del invierno no la ayudaba en lo absoluto.

―Estoy bien, Aart― susurró ella apretando su mano con fuerza.

― ¿Segura?― el chico acarició su rostro con dulzura, agradeció el contacto, le dio las fuerzas necesarias para sonreír.

Elly asintió y comenzaron la marcha.

Las cosas no serían sencillas a partir de ese momento, primero, debían encontrar una forma de llegar a Frandfort antes de que cualquiera lograse rastrearlos, podían utilizar disfraces, pero no podrían jamás ocultar su olor de esos seres infernales. Elly se preguntaba una y otra vez por qué el Infierno estaba tan interesado en ellos; había pasado ya un mes y no habían recibido señal alguna de Hefestio…de hecho, eso era algo ya bastante extraño.

Ж

Aart se preguntaba cada día lo mismo: ¿Qué demonios estoy haciendo y por qué?

Los días pasaban tan rápidamente que ni el mismo lograba asimilar todo lo que ocurría, todo lo que pasaba por su cabeza.  Era totalmente incapaz de aceptar los hechos, cada día, cada hora, esperaba despertarse de ese sueño interminable…pero no, era una realidad que tenía que afrontar sin importar como.
El que le llegase a gustar aquella bruja, el que se acostara con ella cada vez que quisiera, el preocuparse por ella todo el tiempo…todo eso...

Me enferma…, pensó tras un suspiro, pero me gusta al mismo tiempo…

Aspiró una buena bocanada de aire. Ya venía siendo hora de quitarse la venda de los ojos, no podía seguir engañándose así mismo; no después de todo lo que habían pasado y teniendo en cuenta el lugar donde se encontraban (y a dónde se dirigían) era mejor tener las cosas claras en su cabeza antes  de que eso representara alguna dificultad frente a lo que se podrían enfrentar.

Está bien, si la quiero…pero ¿La amo? ¿En verdad la amo? ¿Podría…? Como Erika…

El chico observó detenidamente a la bruja, a su amante, y sonrió mientras negaba con la cabeza.

No, él no podría llegar a amar a EllyXzabeth como alguna vez amó a Erika. Aunque la bruja representaba una especie de “complemento”, como si él estuviese destinado a estar con ella de forma inevitable, porque cada instante lo lograba envolver con su digamos que “peculiar” encanto. Jamás podría olvidar la intensidad con la que amó a aquella humana, que, transcurridos todos estos años seguía aferrándose a su corazón.

―Estás muy callado…―observó Elly quien lo conducía hacia un autobús…

…Aart no había reparado en las calles que ahora se extendían ante él, sus pensamientos lo habían consumido por completo. El autobús de dos pisos era de un extraño color negro brillante, el conductor, un vejete lleno de arrugas los miraba completamente absorto; al parecer, llamaban un poco la atención.

Y por supuesto, a pesar de la madurez  que poseían y los años que cargaban encima. Esos dos parecían un par de adolescentes que escaparon de clases, afortunadamente,  las miradas esquivas de Aart y la seriedad de EllyXzabeth obligaron al viejo a apartar la mirada y dejarlos subir sin hacer comentario alguno.

― ¿Y bien, Aart?― dijo Elly una vez que tomaron asiento.

―Ahora eres tú la que se preocupa demasiado…―sonrió el chico.― Como siempre…

La bruja hizo un puchero.

―Pero es que…―refunfuñó.― Ni siquiera te has dado cuenta de dónde estamos… ¿cierto?

―En un autobús…―suspiró Aart.

―Nos llevará a Frandfort, compré los pasajes mientras estaba contigo…te pregunté si estaba bien y sólo sonreíste como idiota…

―Ahm…―farfulló el Aker mientras se acomodaba en el asiento y abrazaba a la bruja, acomodándola en su regazo.

―Y sigues sin prestar atención…―murmuró ella, molesta.

―Shhh…duérmete ya, Elly.

La bruja lo observó unos instantes con sus cansados ojos lobunos, suspiró y se refugió en el cuello de Aart para recuperar las horas de sueño perdido (Ella sabía que no debían desperdiciarse). El Aker apoyó su mejilla en la coronilla de Elly y suspiró mientras pasaba con cuidado la mano por su espalda cubierta por una gruesa chaqueta de cuero negra. No podía dejar de preguntarse el por qué el frío le afectaba tanto a aquella bruja, pero le restó importancia al recordar la Marca Mortal que seguía reptando en su espalda…

…Aquella vez Aart no había conseguido eliminar la marca por completo, por lo que seguía allí, como una bomba de tiempo, esperando a que en cualquier momento se extendiese (aunque ahora era muy dificultoso, ya que ambos compartían la marca; es decir que, si se extendía, los mataría a ambos, si alguien la manipulaba, podía tanto matar a ese alguien…como a ellos). En ese aspecto, el Aker se sentía bastante impotente, ya que no tenía ni idea de cómo evadir tal magia, y no tenía tiempo de hojear el libro de su padre con tanto ajetreo.

El muchacho decidió entonces tomarse su tiempo esa noche en buscar alguna solución, en cuanto llegaran a Frandfort se hospedarían en el hotel más cercano y luego buscarían la llamada Villa de los Condenados, el cual era el lugar donde, al menos por un tiempo, pensaban en encontrar refugio. Después de todo ese es el hogar de seres prófugos y perdidos…

Un lugar al que sin duda, ninguno de sus perseguidores tenía derecho a entrar.




Aart se encontró repentinamente invadido por el cansancio y el aburrimiento, después de todo el viaje a Frandfort duraba alrededor de tres horas desde donde se encontraban y la calle parecía difuminarse en la… ¿Niebla?

―EllyXzabeth― susurró Aart al tiempo que observaba los alrededores, el autobús estaba completamente vacío, y aun así estaba en movimiento.

El Aker maldijo por lo bajo al darse cuenta de lo sucedido, se había distraído con tanto lío sentimental. Elly jamás reconocería ese tipo de trucos, de hecho, a pesar de que la había llamado ella se tardaba en despertar…fue en ese momento cuando se percató del cambio de color en los ojos del conductor por el retrovisor.

―Muy perceptivo, joven amo.―ronroneó el viejo quien simulaba una sonrisa amable.

―Para llamarme joven amo…―rió Aart mientras se levantaba y alzaba a Elly en brazos.― No deberías venderme, viejo.― escupió el chico.

El conductor rompió a reír, mientras se levantaba y encaraba al muchacho. El autobús seguía en movimiento.

―Usted mismo se ha vendido al fugarse con esa perrita, joven amo…― dijo con tono amable y una sonrisa oculta por un bigote gris rectangular.

―No me digas…―rugió Aart.

―Aart…―la voz de Elly sonaba ahogada, ella intentaba aferrarse a la camisa del chico, pero sus dedos apenas lograban moverse― No…es…

―Un Aker…lo sé, cariño― susurró él a modo de respuesta; besándole la coronilla.― Aguanta un poco ¿bien?

Los ojos del Aker se colorearon de un ámbar brillante mientras que el viejo sonreía ampliamente dejando ver unos grandes y puntiagudos dientes.

―Quimera imbécil… ¿crees que no puedo acabar contigo fácilmente?― rió Aart.

El viejo no respondió, sino que se abalanzó  sobre ellos con rapidez,  sus ojos adquirieron una tonalidad granate y sus pupilas se rasgaron completamente, lanzó un gruñido aturdidor en cuanto estuvo cerca, dispuesto a clavar sus dientes en la cara de Aart; quien no movió ni un músculo, sus ojos se rasgaron de igual forma, se oyó un golpe sordo y la mandíbula inferior de la quimera se quebró a la mitad, lanzando un chorro de sangre que se detuvo antes de tocar al Aker y explotó lanzando al monstruo hacia la ventana del autobús.

Una risa sofocada se escuchó en todo el vehículo, el pecho del viejo se infló para luego sentarse rápidamente, esparciendo gotas de sangre a su alrededor. La mandíbula quebrada colgaba de su cráneo roto, ambos pedazos bailaban por separado de forma desagradable.

―No crea que esto es todo, joven amo…

―Por supuesto que no, Grull.― rugió Aart en cuanto reconoció el sadismo en los ojos de aquella abominación cubierta de sangre.― Increíble que te hallan liberado después de todo…
El viejo rió sofocadamente otra vez antes de llevarse las manos al rostro y torcerlo con un movimiento brusco, lanzando un sonoro crujido. Poco a poco se oyeron crujidos por todo su cuerpo, sus brazos, manos y piernas se retorcían de forma espeluznante, como si, poco a poco, estuviese encajando las partes de su cuerpo en un macabro rompecabezas. Su cuello se alargó expulsando un líquido amarillento, que quemó el parachoques del autobús, a medida que este se inflaba y comprimía para dar paso a una babosa lengua gigantesca que pasó cómodamente por la abertura de su mandíbula, lamiendo la sangre que despedía de forma asquerosa y quitando trozos de piel. Una vez que lo logró y su cuerpo dejó de emitir sonidos secos, Aart logró ver por fin su verdadera figura: una especie de araña humana con cola de reptil y ojos rojos fijos sin párpado alguno, la cabeza estaba ladeada anormalmente, dejando que la larga y pútrida lengua se deslizara hacia el suelo esparciendo una gran cantidad de saliva burbujeante.

―Precioso…―farfulló Aart asqueado― Tu presencia siempre me causa unas increíbles ganas de vomitar…

―No puedo decir lo mismo, joven amo. Porque usted se ve realmente apetitoso…―la voz del viejo ahora era una mezcla rugosa de voces chillonas y gruesas que fácilmente aturdía a los oyentes.

―Ven a dar un mordisco entonces, infeliz…

Para este momento, el rostro de Aart había cambiado bastante. No quedaba rastro de seriedad alguna, la ira deformaba sus facciones dándole el aspecto de una fiera bestia de ojos amarillos, siseó y dejó que unos prominentes colmillos se asomasen por segundos. El chico apretó a la bruja hacia sí, tratando de tranquilizarla, hasta ese momento, no había dejado de temblar.

La Quimera, Gull, movió su asquerosa lengua hacia ellos con una rapidez insana, pero esta no pudo avanzar demasiado antes de partirse en dos repentinamente, el autobús se llenó por completo de sangre, la lengua de la criatura convulsionó unos instantes antes de caer inerte en el suelo. Unos metros atrás el Aker sonreía con la espada en alto, bañada en sangre.

―¡Maldito!―rugió Gull quien movió su cabeza para lanzar su lengua cercenada hacia las paredes del autobús haciéndolo inclinarse hacia los lados

―¡No seré tan indulgente como esa vez!―gruñó Aart a su vez, quien, a pesar del movimiento del autobús no se movía en lo más mínimo.

―Me han ordenado matarle, joven amo― la bestia intentó sonreír, o eso pareció, porque las comisuras rotas de sus labios se alargaron hasta llegar más allá de sus pómulos y la piel de estos se aflojó y calló al suelo como la hoja de un árbol, dejando ver un tramo de piel grisácea y escamosa.― Así que…
Rompió a reír al tiempo que golpeaba una y otra vez las paredes del autobús, la sangre de su lengua salpicaba todo con grandes y espesas gotas, mas el Aker permanecía inmune y cada vez que una de las gotas iba hacia él se adhería a una especie de escudo invisible y resbalaba por él, poco a poco, el autobús que aún se encontraba en movimiento, comenzó a balancearse con más fuerza, se inclinaba de forma pronunciada.

―Elly, no te asustes…―susurró Aart― Pero voy a tener que saltar y puede que…

―Estoy bien…―aseguró la bruja― Pero sigo sin poder…

―Shh….

El Aker esperó a que el autobús se inclinase hacia su izquierda y se abalanzó hacia la ventana, rompiéndola en pedazos, se dio la vuelta en el aire y con un movimiento de espada rompió el autobús en dos. El Aker, hábilmente giró en el aire y se apoyó en la rama de un árbol cercano, bajó de un salto y comenzó a correr con la bruja bien protegida en sus brazos, poco a poco, sus facciones adquirieron un aspecto mucho más humano pero sus ojos se resistían a cambiar.

Aart apoyó a Elly a los pies de un árbol al tiempo que se oía una enorme explosión tras él.

―Quédate aquí…―ordenó el chico― Ten esto…―buscó en su bolsillo un pequeño frasco color violeta muy oscuro― Bébelo con cuidado, en cuanto recuperes la movilidad, búscame…ya habré terminado.

―Pero, Aart…―se quejó Elly mientras el chico tomaba sus manos y la hacía sostener el frasco.

―Estaré bien, no te preocupes...Es sólo que…―alzó su muñeca derecha, el tatuaje se aclaraba con lentitud― Nos hemos alejado bastante de nuestro objetivo, Frandfort está hacia el este, y no podemos perder más tiempo…

Ella asintió.

―Si no te sientes bien, Elly entonces quédate aquí y vendré a buscarte…―dijo mientras se inclinaba y besaba su frente.― Envíame un hada si es así…

Dicho esto, se levantó y echó a correr, él sabía que Gull no moriría fácilmente, menos aún con el fuego de esa pequeña explosión (pequeña en sus términos de hecho, porque ya el hermoso bosque y la carretera se habían unido para formar una planicie con restos de autobús por todas partes). 

―Escóndete…―susurró el Aker una vez que llegó a los límites de la explosión, una luz amarillenta rodeó por completo la planicie y el humo que emitía la estancia se extinguió por completo. En las afueras no habría nadie que se percatara de lo sucedido.

Se escuchó un jadeo sordo y un neumático del autobús se propulsó en su dirección, en menos de unos segundos, se redujo a sólo un montón de trozos de caucho. Poco después la cola membranosa de la quimera atacó a Aart como si se tratase de una especie de lanza gigante, el chico la esquivó con facilidad sin percatarse que una de las puertas se estampaba contra su costado. Se oyó un crujido seco, y el eco del hueso roto resonó en la estancia mientras que la impertinente risa de la quimera tomaba auge con prepotencia.

―Muéstrate― ordenó el Aker con voz severa― Ten dignidad en los últimos momentos de tu vida, Gull.

―¿Dignidad, joven amo?―rió la criatura quien aparecía poco a poco escalando sobre los escombros, gruesas gotas de un líquido pútrido y oscuro salieron de su cuerpo recorriendo la roca donde se encontraba. Del viejo bigotudo no quedaba más que un ojo colgante y un trozo de frente, mientras que el resto era una chamuscada piel de reptil que no dejaba de sangrar.― Habla de dignidad cuando usted ha estado apareándose con uno de los seres que más odia… ¡JA!

Aart sonrió sin humor alguno.

―No puedes hablar demasiado, Gull.―dijo mientras avanzaba despacio, el brazo izquierdo del Aker colgaba inerte a su costado.― Cuando te han ofrecido a la bruja como recompensa… ¿O no es por eso que has aceptado? Si mal no recuerdo…ellas te hicieron…y a ellas las quieres…

Gull no emitió palabra alguna, pero sus ataques se volvieron mucho más desesperados, o al menos en apariencia, ya que el Aker continuaba avanzando amenazante, no parecía esquivar ningún ataque solo caminaba a paso lento. En cuanto pasó junto a la quimera, el flequillo de su frente se movió un instante, una vez que rebasó a la criatura, esta se abrió como una especie de flor macabra, expulsando todo su contenido y quebrándose en pedazos soltando trozos de carne negruzca que impactaban en el suelo soltando sonidos secos y viscosos, la sangre salía despedida, manchando todo cuanto podía; exceptuando las ropas del Aker, quien blandía su espada, limpiándola con un rápido movimiento de toda la sangre que la impregnaba.


El Aker, con una aspiración, se preparó para enfrentar a quien lo había estado observando. Cuando vio a su bruja a principios de la explosión con la expresión inundada por la seriedad, el chico leía en sus ojos el notable “pude haberlo terminado yo misma”, pero era evidente que el miedo a la extensión de la marca la frenaba…

Si supieras, Elly…, suspiró el Aker mentalmente mientras se acercaba a ella, quien hacía lo mismo con lentitud.

―¿Estas bien?― preguntaron al unísono.

No sonrieron, no hicieron nada más que observarse por unos instantes y asentir; visiblemente incómodos, se obligaron a seguir su camino en un silencio realmente agobiante. El Aker se preparó para romperlo, cuando la bruja deslizó su mano hacia la de él.

―Ese fue solo…el primer aviso ¿Cierto?― preguntó EllyXzabeth con voz seca pero al mismo tiempo preocupada.

―No.― respondió Aart en tanto apretaba la  mano de la bruja y la halaba hacia él.― Gull me estaba buscando, los contratos con Quimeras son directos…Como si se tratase de un poderoso Demonio, solo que son irremediablemente débiles…

―Pero ellos…sabían que tú podrías con él fácilmente…

Aart negó con la cabeza.

―Ya había hecho un contrato con esa Quimera antes, pensaron que no me alzaría en su contra. Pero Gull no recordaba que…―el Aker se detuvo, y se giró para sostener la quijada de Elly entre sus dedos…


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Elly observó el rostro del Aker, sus ojos verdes relampagueaban, intimidantes, efectuó una pausa significativa, en la que Elly pudo detallar la seriedad y belleza de su rostro, antes de continuar:

―Él no podía desear a las brujas que reclame como mías. O rompería el contrato inmediatamente…

Como suyas…, pensó Elly. Pero en seguida el Aker apoyó sus labios contra los de ella, saturando todos sus pensamientos y enfrascándola en la ya acostumbrada sensación de dicha y deseo contenido, sensación que no se prolongó demasiado, ya que el Aker se separó con lentitud de ella soltando un suspiro efuso, la bruja se sintió exasperada por un instante, hasta ahora no habían tenido un beso tan corto. Pero no podían permitirse el perder más tiempo.

Durante el trayecto procuraron no intercambiar demasiadas palabras, sólo lo necesario; sus diálogos se limitaban a unos cuantos “por aquí” “ven” “no te quedes  atrás”. A cualquiera esto le pudiese parecer un poco incómodo, pero para ellos no, estaban alertas, expectantes a cualquier peligro que pudiese asecharlos entre las sombras del bosque, se acercaban a Frandfort con una lentitud demasiado agobiante como para andar tranquilamente, pero no podían malgastar sus energías en crear medios de transporte mágicos, no podían buscar atajos porque corría el riesgo de que alguien los estuviese esperando.

Elly se devanaba los sesos buscando alguna forma de llegar rápidamente, cuando Aart se detuvo en seco, tomó a la bruja de la mano y la arrastró hacia  una especie de claro, los árboles se habían organizado de tal forma que formasen una especie de pasillo, por el que se extendía un malgastado camino de piedra.

― ¿Qué demonios…?― farfulló Elly.

―No lo sé. Mantente alerta, sentí el olor de las tuyas…

― ¿Y para qué demonios vamos directo hacia ellas, entonces, Aart?

―Necesitamos información. Espero que no tengas problema en que utilice mis métodos

―Claro que no…pero…―Elly se quedó pensando unos instantes.―No estamos perdidos ¿Verdad, Aart?

―Espero que no.―admitió él y le lanzó una sonrisa descarada.

Elly se quedó con la boca entreabierta, pero el chico no le permitió hacer ningún comentario, la haló con más fuerza hacia el fondo del pasillo de árboles hasta que llegaron a un enorme claro lleno de pastizal seco, rodeado de árboles de hojas gruesas. En medio del claro, estaba una pequeña capilla llena de enredaderas que EllyXzabeth reconoció en seguida…

―No hay nadie aquí, Aart― aseguró abrazándose al brazo del chico con fuerza.

― ¿Ell? ¿Estás bien?

Elly no supo si asentir o no, simplemente continuó enganchada al brazo de su amante, tratando de controlar todos los sentimientos que inundaban su mente. Los recuerdos comenzaban a afectarle con mayor intensidad a medida que se prolongaba su estadía en España.

El silbido y el olor a humedad de la lluvia aproximándose inundaron en ambiente, el chico abrazó a la bruja antes de preguntar:

― ¿Está bien si entramos? ¿O prefieres resguardarte en otro sitio?

―Mmmm…― Elly, dudosa, alzó la vista hacia su compañero. En sus ojos encontró seguridad, confianza y, por sobretodo, aliento.―Sí, mañana temprano continuamos…o cuando la lluvia pare.―añadió al ver la expresión de incomodidad de Aart.

―Está bien― convino el chico con una sonrisa.― Entremos…


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El Aker arrugó la nariz al sentir el fuerte olor a magia negra antigua proveniente de aquél extraño aposento, pero en segundos logró acostumbrarse, interesándose cada vez más en aquello que se extendía frente a él, tanto que no se dio cuenta del momento en que EllyXzabeth se quedaba varada en la entrada mientras él se ocupaba en avanzar.

Los asientos estaban llenos de cera de vela derretida, maleza y polvo. El altar estaba cubierto de espinas en su totalidad, mientras que el suelo a su alrededor estaba rodeado de velas a medio derretir formando un gigantesco círculo negro, cerca de los asientos, en un espacio entre ellos y el altar, estaba difuminado otro círculo mucho más grande, pero el polvo no dejaba ver las figuras exactas grabadas en el suelo de piedra. Todo estaba lleno de hojas y maleza, pero no había rastro de ningún animal, ni siquiera un insecto o una serpiente pequeña. Nada.

Aart pasó por encima del círculo, siempre detallando el suelo más no las paredes color crema con líneas de antorchas antiguas atornilladas en ellas. El Aker se agachó en el suelo y colocó la mano sobre el círculo, una luz recorrió la figura, expulsando un viento que azotó las ropas y cabellos del chico mientras levantaba todo el polvo de los alrededores, los ojos del Aker brillaban de un delicado ámbar mientras la luz que recorría el círculo arrasaba con todo lo que le impedía mostrar los símbolos y figuras que lo rodeaban.
El círculo gigantesco era en realidad la figura de una serpiente muy delgada que mordía su cola, en el centro de la serpiente, estaban dibujadas dos medialunas cruzadas, sostenidas por una especie de anillo con rayos, que a suponer del Aker, podría tratarse del sol. A los costados del círculo se extendían una especie de ramas entrecruzadas, llenas de espinas, ambas parecían apuntar a las paredes de aquella extraña capilla.

En tanto Aart, aún con los ojos color ámbar, pasó la vista a sus costados, detalló el marco de donde, a su suponer, se encontraban dos vitrales gigantescos. Pero de ellos no quedaba más que el marco de hierro y vidrios rotos, no se podía observar nada más.

― ¿Sabes qué significa, Aart?

La voz de Elly le hizo dar un escalofrío, la había olvidado por completo. El color de sus ojos cambió y la luz se fue apagando poco a poco. Negó con la cabeza.

―Las dos lunas― murmuró Elly mientras se arrodillaba y las delineaba con lentitud― Dos noches diferentes, en la que el sol es ocultado y en la que la luna brilla con todo su esplendor…El sol, siempre presente, aunque a veces oculto, rodeándolas, manteniendo el control. Por último, Ouróboros, la eternidad personificada, el infinito, como su poder.

―Este es el símbolo de las Grayas, ¿cierto?― adivinó Aart, tratando de recordar utilizando sus memorias del libro de su padre.

―Así es…―suspiró Elly― En realidad, es el Símbolo del Ojo.

―Ellas tienen su propia interpretación ¿No es así?― el tono que empleó la bruja fue lleno de resentimiento.

―Ellas dicen que representa toda la eternidad, que son ellas personificadas. Las dos lunas, son las menores, Dino  y Enio, presente y pasado. Mientras que el sol es la mayor, Penfredo, dueña del futuro.

―Y las tres juntas…

―Son dueñas de todo. Pero es pura falacia, su nombre es el eterno, al igual que El Ojo. No ellas…se llaman a sí mismas “Herederas” cuando no son más que bazofia…

―Ell…―susurró Aart a modo de consuelo.

La chica se levantó y corrió a sus brazos, el chico la envolvió con dulzura al tiempo que la lluvia se escuchaba en las afueras. Buscaron  dentro de  la detraída capilla y encontraron una pequeña habitación donde, a suponer de Aart, antes guardaban todos los implementos para las invocaciones y ceremonias. El chico esperaba pacientemente a que Elly le diese alguna explicación, pero la chica no parecía querer tocar el tema.

La bruja restauró la habitación y creó con un hechizo sencillo una pequeña cama para ambos, nada muy lujoso y sumamente pequeño. Era muy dificultoso hacer todo lo que quería en ese pequeño espacio, por lo que no pasó mucho tiempo hasta que se dispusieron a dormir un buen rato o al menos Elly recuperaba horas de sueño…

…Acostada boca abajo, con su espalda completamente desnuda. La melena negra se perdía por la almohada y amenazaba con cubrir su rostro, hundido en la almohada, en su totalidad. Aart, con delicadeza, quitó el mechón de cabello y detalló su rostro dormido, la bruja contrajo la expresión levemente mientras su piel se erizaba, el Aker observó la piel de la bruja, su espalda, la marca difuminada; suspiró y tomó la sábana para cubrir a su compañera.

Aart observó la estancia oscura y encendió una pequeña luz evitando molestar a Elly. Para el Aker, estar estancado sin recopilar una buena cantidad de información era un verdadero fastidio, por lo que tomó el libro de su padre como no lo había hecho en semanas y se dispuso a buscar, en primera estancia, quería saber más sobre las Grayas, pero el libro parecía tener una especie de marca páginas. Abrió el libro en esa página sin mucho interés, ya tenía una pequeña idea de lo que podría encontrar.

Era un pequeño sobre con su nombre escrito en él.

Aspiró una buena cantidad de aire y se fumó uno de sus cigarrillos especiales antes de disponerse a leer; tomó el sobre y lo abrió con rapidez, sólo había un pequeño papel en blanco. Lo hizo girar varias veces hasta que poco a poco se formó un escrito:

Hermano, no te deshagas de esto. La segunda fotografía aparecerá cuando estés listo.


El Aker giró el papel nuevamente al tiempo que pequeñas gotas de tinta comenzaban a aparecer, recorriendo todo el papel y poco a poco, formando una imagen definida: era un vitral en el cual estaba dibujada una mujer semidesnuda vista desde atrás con una especie de tatuaje que recorría su espalda, la parte de debajo de su cuerpo estaba cubierto por una especie de sábana blanca, su rostro estaba por completo cubierto por una espesa melena negra.
Aart observó la fotografía unos cuantos segundos más mientras encajaba las piezas en su mente…

…La marca mortal en la espalda de aquella mujer era sólo una diluida imitación de cómo era en realidad, no obstante, lo que más le intrigaba al muchacho de aquél vitral eran dos cosas: primero,  el color del fondo, rojo oscuro, como si su aura estuviese cargada de sangre y segundo, la postura de la chica, gacha, como si estuviese sumergida en la más profunda desesperación….

Pasó la vista hacia el rostro de Elly, quien dormía profundamente a su lado.

Él, conocedor parcial de todo lo que acarreaba el pasado de la bruja, no podía imaginar el sufrimiento por el que esta tuvo que haber pasado, a pesar de que, sabía, ella era total e irremediablemente culpable de todo lo que había hecho. El Aker se acercó a su amante y besó su frente con dulzura; ella abrió los ojos y sonrió, pero en seguida el gesto desapareció de sus facciones al ver la fotografía que Aart sostenía en su mano.

―Supongo que tengo mucho que contarte.―susurró.
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